martes, 18 de diciembre de 2012

Siempre podemos decir que no

En una de mis reflexiones con Dios, me vino este pensamiento sencillo pero poderoso. Parece casi una tontería, pero es un concepto muy importante. En esta época de excesos, y en general para mantener nuestra integridad y crecer como seres humanos pienso que es un elemento necesario y muchas veces olvidado en nuestra manera de conducirnos. Me explico.

A muchos de nosotros nos preocupa nuestro peso, nuestra salud física. Todos sabemos que la mayor responsabilidad en este asunto recae en nosotros mismos, en las decisiones saludables o no que hacemos día a día. Dieta saludable. Ejercicio físico. Descanso adecuado. Hábitos sanos. Eliminar los vicios. Todas estas cosas las conocemos. Pero la clave siempre está en poder decir "NO" a aquellas cosas que sabemos que nos pueden hacer daño.

Por supuesto, decir que no casi siempre implica privación. Pérdida. A veces incluso dolor físico. Quedar aislados (por ejemplo, mientras otros "si pueden" hacer tal o cual cosa, yo no). Pero si estamos convencidos de lo que es mejor para nosotros, debemos saber que siempre podemos decir "NO".

Cuando tratamos con problemas de adicciones, los profesionales de la salud nos enfocamos en el aspecto volitivo (de voluntad) de la persona. No es un asunto emocional, pues si dependemos de nuestras emociones, siempre vamos a querer auto-complacernos, a satisfacer nuestros deseos sin importar las consecuencias. Tampoco podemos ampararnos en nuestra intelectualidad, porque siempre existirán argumentos contrarios y la lucha podría ser interminable dentro de nuestra cabeza. Cuando sabemos que algo no nos conviene, podemos aprender a decir "NO" de manera constante gracias a que tenemos una voluntad propia. Tenemos siempre la capacidad de decir que NO. Esto es algo maravilloso en el ser humano. Podemos ir en contra de nuestros instintos naturales.

Así que si se trata de romper con un mal hábito, o de mantener una posición íntegra en la vida, no está mal recordar que tenemos siempre la posibilidad de decir que no. Claro, siempre es importante mantener nuestra conexión con nuestro corazón, allí donde Dios nos habla, para estar claros del momento y de las motivaciones que nos llevan a negarnos. Pero el asunto de la decisión siempre está en nosotros.

Espero que estén  pasando unas felices Navidades. Bendiciones.

lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Mirar o admirar?

Buenos días. Hoy una pequeña disertación acerca de mirar y admirar. Lo primero se refiere a poner nuestros ojos sobre alguien o sobre algo, lo cual no tiene necesariamente ninguna connotación negativa o inmoral, aunque hay personas que "desnudan con la mirada" a otras (especialmente en el caso de los hombres a las mujeres ). Ya eso no es mirar, pasa a ser una clase de admiración.
Admirar es una acción que tiene que ver con el hecho de considerar a un alguien o un algo como superior, puede ser por su belleza, su nobleza, o por una o varias cualidades distintas. Los niños en general son atraídos y pueden llegar a quedarse extasiados con las combinaciones de luces, colores y sonidos que emiten la televisión, los juegos de video, las computadoras y tantas otras invenciones comerciales y tecnológicas. Claro que a muchos adultos también nos pasa.
Las mujeres se quedan admiradas ante las escenas de contenido sentimental. También les agrada la vista de trajes y zapatos de moda.Los hombres admiramos la belleza femenina, las hazañas deportivas.
Pero todo eso es bastante efímero, pasajero y casi siempre poco trascendente. En una esfera más adulta admiramos el valor de los que hablan y actúan con justicia, el sacrificio, la humildad, las buenas costumbres, el amor. Admiramos a nuestros padres, si nos dieron buen ejemplo y a veces a pesar de que no nos lo dieran.
Pienso que es importante fijarnos en todo aquello que tenemos por bueno, por admirable, y ser críticos sobre todo lo que no refleje en nosotros un estilo de vida admirable. Cabría hacernos la pregunta diaria: ¿Estoy viviendo una vida que mis hijos u otros más jóvenes que yo lleguen a admirar e incluso imitar?
Bendiciones.

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viernes, 30 de noviembre de 2012

¿Por qué Jesucristo y no otro?

Ya están aquí las navidades. Aunque modernamente se quiera decir que ahora son "felices fiestas", para no ofender a otras religiones, la verdad es que el origen de la celebración en ésta época es el nacimiento de Jesucristo, independientemente del hecho de que haya nacido o no en diciembre.

Ya que este es el motivo de la celebración por estos días, siempre es importante reflexionar un poco en la razón de esta celebración. Yo me he preguntado hoy ¿por qué Jesús de Nazareth y no otros, u otros? Pienso que necesitamos tener a la mano respuestas claras que sirvan de reforzamiento a nuestras creencias más importantes, y de herramienta para explicar a otros, a nuestros hijos y a los que no creen, por qué Él y nadie más.

Primero, la fe en Jesucristo es la única que produce una auténtica transformación en la vida de aquel que la vive de manera sincera. Dado que se basa en una comunión, en una relación viva con el Dios viviente, provoca un cambio desde adentro, total en toda persona que ha respondido al llamado que hace Jesús. Si bien es cierto que la mayoría de las religiones y cultos existentes enseñan buenas costumbres que todos tenemos como correctas, sólo Jesucristo transforma radicalmente a la persona. Es el testimonio de vida de millones de personas alrededor del mundo.

Segundo, Jesucristo es el único líder religioso que no enseña a seguir un conjunto de normas para tener bienestar con Dios. Todo cuerpo de creencias tiene una serie de preceptos que seguir. Los adeptos a esa creencia deben seguir esas normas. Se deben evitar ciertas conductas y se deben seguir ciertos rituales. Pero Jesucristo dice que la única "norma" a seguir es Él. El evangelio de Juan cita al Señor diciendo: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.

Tercero, es el único líder espiritual que todavía vive. Ningún seguidor de ninguna otra fe afirma que su líder está vivo hoy en medio de nosotros. Los budistas que tienen al Dalai Lama como autoridad espiritual reconocen que él es la reencarnación de Buda, pero Siddartha Gautama está muerto. Uno puede ir a su tumba. También podemos ir a la tumba de Mahoma, y a la de tantos otros. La tumba de Cristo está vacía, porque Él resucitó y ahora vive de hecho en medio de lo que creen en Él. Y un día regresará en forma visible para todo el mundo.

Cuarto, y definitivamente este es el punto que más me gusta, Él lo dijo. Jesucristo, a diferencia de otros, fue enfático, tajante, en cuanto a quién seguir. Es absolutamente excluyente, lo cual resulta ofensivo para muchos (cosa que Él tambien dijo). En varios pasajes de la Biblia Él se identifica a Sí mismo con la Persona del Padre Celestial (...el Padre y yo uno somos...él que me ha visto a mí, a visto al Padre...antes de que Abraham naciera, ya yo estaba aquí...). Sin decir directamente "Yo soy Dios" nos dice de muchas maneras que lo es. Nigún otro fundador de ninguna fe afirma esto, a no ser por supuesto uno que otro charlatán moderno que jamás ha llegado a nada. Este último punto me gusta porque, independientemente de lo que yo pueda llegar a decir, no se trata de lo que yo o ningún otro creyente argumente, es el propio argumento de Jesús el que importa. Si alguien quiere pelear o discutir, pues tiene que discutir con Él mismo.

Yo celebro Navidad en mi corazón siempre, porque Él vive conmigo. Y en diciembre me contento además porque es un recordatorio de Su venida a este mundo, para reconciliar a Dios con nosotros y a nosotron con Él por medio Suyo. Ninguna otra cosa es de mayor valor, de mayor importancia. Y solamente Él puede hacer eso por nosotros, como Él mismo lo dijo:

...y nadie puede venir al Padre sino por mí (Juan 14:6).

Así que ¡Feliz Navidad para tod@s! Bendiciones.

jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Piensa mal y acertarás?

Esta es la tendencia general de hoy en dia. Sin embargo, me he dado cuenta de que no es una práctica muy saludable. Pensar mal acerca de las personas antes de que ocurran las situaciones se llama tener prejuicio, y casi siempre eso nos limita en nuestras relaciones. Pensar mal después de que ocurren las cosas es igualmente limitante porque al hacerlo nos colocamos en posición de juzgar a los demás, cosa que no nos corresponde ni nos conviene.

Estoy aprendiendo que una cosa es decir que algo estuvo mal hecho, lo cual es válido, y otra cosa totalmente distinta es decir que una persona es mala. Todos de alguna manera u otra hemos actuado o vamos a actuar mal en la vida. Sin embargo casi nadie quiere ser castigado, ¿verdad? Nos gustaría que se tomaran en cuenta muchas cosas antes de que nos declararan culpables de algo. Bueno, así deberíamos tratar a los demás. Con cierta medida de consideración.

En derecho existe un principio que se llama presunción de inocencia, lo cual lleva durante un juicio a demostrar la culpabilidad de alguien en una causa. No se parte con la hipótesis de que la persona es culpable, sino que se debe demostrar que es culpable. Se le presume inocente. Esa es la manera adecuada de juzgar a los demás. Debemos pensar bien del otro, asumir que probablemente no tuvo la intención de dañar.

En mi experiencia me he podido dar cuenta de que incluso muchos actos malvados y violentos no tenían una motivación necesariamente mala o perversa. El ser humano en su sufrimiento es capaz de hacerles cosas horribles a su prójimo en nombre del supuesto bienestar del otro. En nuestra confusión de hoy podemos llegar a pensar incluso que haciendo cosas evidentemente malas van a suceder cosas buenas. Eso por supuesto es un error pero, como ya dije, hay mucha confusión entre nosotros hoy dia.

La maldad es consecuencia del sufrimiento y de la inmadurez que tenemos. Es mejor pensar bien y evitar juzgar. Lo que sí necesitamos hacer es ser duros en cuanto a nuestras propias motivaciones al hacer lo que hacemos, y buscar la limpieza de nuestras conciencias delante de Dios y de nuestros semejantes. Buscar corregir lo que esta mal ccon buen ejemplo y buenas palabras. Y lo demás sale sobrando. Bendiciones.

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viernes, 16 de noviembre de 2012

De carácter fuerte

Esta es una expresión moderna que, como muchas que usamos, significa lo contrario de lo que queremos decir. Alguien con un "carácter fuerte", generalmente es una persona demasiado sensible, a quien no se le puede llevar la contraria porque se molesta o "contraataca". Es una persona que parece estar siempre defendiéndose de los demás. No se le puede decir nada.

Me disculpan pero yo no estoy de acuerdo. Eso no es tener fortaleza de carácter. Yo he aprendido otra manera de pensar.

Entre los rasgos de una persona cuyo carácter es más fuerte están:

- Mayor tolerancia a la frustración: esto significa capacidad para soportar que las situaciones no salgan como uno las planeó o como las pensó, sin llegar a derrumbarse por ello.

- Capacidad para dialogar con los que piensan diferente, para encontrar maneras de relacionarse pacíficamente. Esto implica saber escuchar al que es distinto, no solamente oírlo. Aceptarlo y respetar su ser y sus opiniones.

- Humildad: entendida como la correcta percepción de uno mismo y de los demás. Todos los seres humanos somos iguales, sea que lo practiquemos así o no.

- Una búsqueda activa del bienestar común. Y no solamente del indivudual o familiar. Bienestar en un sentido integral: material e inmaterial. Temporal y trascendental.

Obviamente esto es el fruto de un proceso. Nadie espera ver esas características en un niño pequeño. Se necesita tiempo y una guía adecuada. Yo estoy caminando hacia allá. ¿Y tu?

Bendiciones.

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miércoles, 31 de octubre de 2012

Ser gente

Buenas tardes a tod@s. Tengo esta frase (la del título) en la cabeza dándome vueltas desde hace unos días. se me ocurrió realizar una encuesta entre todos ustedes y preguntarles:

- ¿Qué actitudes consideras forman parte de la expresión "ser gente"?

Voy a replicar este contenido en el facebook y en twitter a ver qué podemos resumir. Espero sus opiniones. Muchas bendiciones.

viernes, 19 de octubre de 2012

Vamos a servir

Hace tiempo se me enseñó la importancia de adoptar una actitud de servicio en la vida. Cuando somos pequeños, infantes, inmaduros, lo normal es que tengamos carencias de todo o de casi todo, y lo unico que sabemos hacer bien es PEDIR. Los bebés se caracterizan, entre otras cosas, por su llanto atormentador. Es así porque su necesidad es total, y por si mismo no la puede satisfacer.
Si no se tiene un desarrollo emocional sano, uno de los rasgos de la persona  es que mantiene una actitud de queja y demanda ante el mundo en general, y ante sus seres queridos en especial. Se vive constantemente en actitud de reclamo, exigiendo, considerando que la vida les debe.
Por otra parte, si accedemos a un cierto crecimiento espiritual, entonces seremos capaces de vernos menos necesitados y más capaces de dar. Esto es una consecuencia, no una meta a seguir. Es el resultado de llegar a descubrir el tesoro que Dios tiene para nosotros, que nada tiene que ver con posesiones materiales o la justicia social. Si llegamos a vernos como Dios nos ve, de nosotros sale espontáneamente una actitud de servicio hacia los demás. De comprensión. Respeto. Solidaridad. Amor. Mansedumbre. Verdadera felicidad. No una actitud de burla, sarcasmo ni de risa superficial. Sino contentamiento interior. Las cosas que se ven pasan a ser secundarias, y entramos en una nueva realidad. Más profunda y compleja. Eterna y no efímera. La realidad espiritual.
No quiero ser malentendido. Tenemos que vivir en nuestra cotidianidad, ocupados de nuestra realidad física y de todo lo obvio. Pero esto es sólo la punta del iceberg. Hay mucho, pero mucho más. Y cuando podemos verlo, nuestra mentalidad cambia.
Cuando podemos alcanzar a entender, podemos servir más que ser servidos. Podemos suplir las faltas, en vez de quejarnos por las faltas ajenas. Podemos ver la causa original de todas los males. El servicio y culto al ego. Cuando somos despojados de ese ego, entonces somos libres para ser de verdad. Para servir a Dios y a nuestro prójimo como Dios quiere.
Madre Teresa decía que una vida que no está dedicada a los demás es un desperdicio. No obstante, nadie puede dar aquello que ni tiene. El Señor Jesucristo dijo que había mayor felicidad en dar que en recibir. Que eso nos ayude a reflexionar.

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jueves, 11 de octubre de 2012

Nos olvidamos de El

A partir de los últimos acontecimientos electorales, mi pregunta es: ¿qué pasó? He estado pensando, leyendo, consultando, conversando con Dios y con todo el que puedo sobre el tema, y creo que puedo resumir. Puede que a algunos les parezcan obvias las conclusiones a las que llegué, pero si las comparten o no, comenten:
- Una buena parte de la gente se siente molesta, decepcionada, triste. Otra parte está ¿contenta? Supongo, aunque aun no me he topado con la primera persona contenta. Lo que me lleva a la segunda conclusión.
- Por varias razones, este pais está dividido en dos partes. Una, algo más grande que la otra, simplemente está conforme con la realidad nacional y la ve con optimismo y esperanza. Confía en que vamos por buen camino, o piensa que "más vale malo conocido, que bueno por conocer". La otra parte está preocupada con lo que ve a diario y no sabe bien cómo hacer para convencer a los otros de cambiar de rumbo.
Dos maneras generales de ver nuestra realidad. Yo no soy optimista, aunque todavía trato de "entrescar lo precioso de lo vil", de intentar ver lo positivo hasta en lo peor que nos pasa, aunque a veces es imposible. Porque tampoco podemos decirle "bueno" a lo que es malo. Que alguien en una posición de autoridad diga que "a quien no le guste la inseguridad que se vaya del país", es algo censurable, cruel, insensible y malvado.
Termino exponiendo un punto de vista quizás poco considerado por la mayoría. Conversando con un familiar cercano, me dijo que pensaba que todo esto evidenciaba que Dios se había olvidado de nosotros, que nos dejó a nuestra suerte. Como todos los demás argumentos que he oído, son parcialmente ciertos. Pero si me permiten, lo pondré de otra manera. Yo creo que, como nación, somos nosotros los que nos olvidamos de Él. Y con esto no quiero decir que no seamos un pueblo muy religioso. De hecho, es al contrario. A diario veo cadenas de oración, me entero de personas y grupos pidiendo a Dios por la paz del país, por el cambio de mentalidad de los dirigentes, por iluminación divina, por la reconciliación. Y sin embargo, parece que no vemos luz. Necesitamos seguir.pidiendo, pero también necesitamos otro tipo de estrategia que venga de arriba. Reconocer que no es suficiente con "nuestro mejor esfuerzo".  Con nuestro "a Dios rogando, y con el mazo dando". Con eso no nos alcanza.
Esta penumbra durará lo que tenga que durar. La noche es más oscura cuando está por amanecer. Pero cuando estamos "en la boca del lobo" no nos parece que haya salida".
Yo creo que es como dijo Juan el Bautista: lo que se necesita es que Dios crezca en nosotros, y que nuestro ego disminuya (Juan 3:30).
¡Paciencia y esperanza que no todo está dicho!

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jueves, 27 de septiembre de 2012

Vivir de verdad

Vivir y existir son dos situaciones totalmente diferentes. Es como amar y querer. No se pueden comparar. Están a un nivel distinto. Sin desmerecer a las segundas, prefiero las primeras.

Muchas personas, me atrevo a decir que la vasta mayoría de la humanidad, simplemente existe. Y con esto quiero decir que saben que están "vivos" por esas características que nos explican en biología de bachillerato: la respiración, la sed y el hambre, la necesidad de reproducirse, etcétera. Sin embargo, poco o nada se preguntan cuál es el propósito de esta existencia, de este breve pasaje por este mundo. La mayoría está atrapada en el "día a día", en las preoupaciones cotidianas del diario vivir. Cuando llegan a sus casas, cansados de la calle, o en el caso de los que trabajan en sus casas cansados de las tareas hogareñas, simplemente se acuestan en la esperanza de un día mejor que el anterior, sin tantas preocupaciones.

Pero señoras y señores, ¡eso no puede ser todo! ¡No! La vida así vivida es la afirmación de que todo lo que nos rodea y nosotros mismos somos el producto de la casualidad o de una serie de eventos consecutivos, de la fortuna. Al morir, pues morimos y ya. ¡Qué triste!

Yo camino con la convicción de que las cosas no tienen por qué quedarse de esa manera. Yo sé que la vida no consiste en obtener más cosas, o más prestigio o posición social. Ni siquiera consiste en casarse y tener hijos y criarlos "bien", o mantenerse libre de los vicios y llevar una vida saludable. La vida es mucho, mucho más que eso.

Parte del problema, entiendo yo, es concebir la vida como "algo". Si la vida es sólo "algo", estamos en problemas, pues nosotros los seres humanos, somos "alguien". Como personas, creemos (aunque no todos) que un alguien es más que un algo. Una piedra, por ejemplo, es un objeto sin vida. Un ser humano, por otra parte, tiene cualidades muy superiores, pues es capaz de tomar esa piedra y darle formas y usos variados, distintos. El ser humano tiene poder sobre esa piedra, por así decirlo. También tenemos poder sobre el resto de las criaturas vegetales y sobre los animales.

Por lo tanto, la vida humana tiene su razón de ser en otro ámbito. No puede entenderse como un algo. No es simplemente la existencia. La vida en el ser humano proviene de Alguien, en el mismo sentido de la analogía anterior. Así como nosotros somos capaces de transformar nuestro entorno y convertirlo en algo mejor, así nosotros debemos provenir de Alguien con capacidades muy superiores a las nuestras, Alguien que además tiene la posibilidad de transformarnos en seres muy superiores a lo que por naturaleza somos.

Toda la existencia en el planeta tiene un orden pensado, que si se altera da origen a malformaciones y enfermedades de todo tipo. La vida es un hecho inteligente. La existencia de este universo, de esta galaxia, de este sistema solar con las características que tiene, de nuestro planeta en su ubicación exacta, con un satélite y a la distancia correcta del sol, todo es producto de un cuidadoso diseño que tardó muchísimo tiempo en desarrollarse. Cualquier científico serio puede corroborarles lo que digo. Las posibilidades de que exista vida como en este planeta son ínfimas.

Nuestro código genético tiene secuencias específicas que producen un cuerpo armónico y sano. Cuando se producen alteraciones mínimas, eso trae trastornos graves a la salud. La vida es un asunto de detalles, de perfección. Algo que está más allá de nuestra comprensión. Y mucha gente se sigue preguntando si Dios realmente existe.

Si sientes que tu vida tiene un sentido poco claro, quizás va siendo hora de que seriamente le preguntes a Dios qué hacer. Quizás necesitas tomarte un tiempo a solas con Él, en el que le pidas que te enseñe el significado de la vida más allá de la mera existencia. Estoy para servirte a este respecto.

Mucho les agradecería a mis lector@s que al leer los artículos, hagan click en g+ y opinen si les parece interesante o no, para ayudarme a orientar los temas. Y si tienen algún comentario, háganmelo llegar. Y por supuesto, no olviden compartirlo si les parece bueno. Mucho cariño y bendiciones.

viernes, 21 de septiembre de 2012

El candidato de Dios

Como estamos en tiempo de elecciones, le preguntamos a Dios qué opinión tiene acerca de todo esto. Él me respondió:

     Yo soy el Señor tu Dios, y estoy por encima de todos los poderes, sean espirituales o terrenales. No tengo favoritismos ni puedo ser engañado o comprado. Me ocupo de hacerles justicia a todos aquellos que están oprimidos y desamparados. Procuro darle comida y vestido al menospreciado, porque lo amo especialmente (Deuterinomio 10:17-18).

Así que Dios no tiene favoritismos. No es que no le importen nuestros asuntos, todo lo contrario. Pero es que Él tiene otra manera de actuar. De hecho sí tiene un candidato. Uno solo. Nos lo presentó en el río Jordán hace casi dos mil años:

     Este es mi Hijo a quien amo. En Él es en quien mis expectativas quedan satisfechas (Mateo 3:17). Él es el único que me contenta.

Lo que sucede es que con mucha facilidad nos dejamos engañar por la manera de pensar común, que nos dice que nosotros mismos podemos arreglar nuestras vidas, sea a nivel personal o colectivo. Y la experiencia nos termina dando una cachetada.
Así que sea quien sea la persona por la que voten, no confundan eso con la voluntad de Dios. Él trabaja por medios muy distintos a los nuestros. Y si bien es cierto que puede utilizar nuestros débiles sistemas para expresarse y hacerse sentir, no los necesita en absoluto. Bendiciones.

     Mis pensamientos no son como los de ustedes, ni tampoco mi manera de actuar. Asi como el cielo esta muy por encima de la tierra, mi manera de actuar es totalmente distinta a la de ustedes. Mis pensamientos son de una dimensión distinta a la de los suyos (Dios en la boca de Isaías, 55:8-9).

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jueves, 13 de septiembre de 2012

Receta sencilla para criar hijos indiferentes

Cada dia me duele y me deja anonadado la apatía del grueso de la gente por su prójimo. Hubo un tiempo en el que en este pais se practicaba continuamente la hospitalidad y muchos niños y niñas tuvieron el privilegio de ser criados en hogares amorosos que no eran su origen biológico pero que igual les brindaron una buena guía para la vida. Ahora todo eso se lo dejamos a los gobiernos, y ningún gobierno sabrá jamás lo que es criar hijos.
Lo que me he dado cuenta es que si quieres producir hijos indiferentes aqui te dejo un par de secretos:

- Jamás les niegues nada: esfuérzate en serio para que jamás les falte el último juguete del momento, llevalo con frecuencia a comer en sitios de comida rápida, complace todos sus gustos y no toleres ni una rabieta. Simplemente ocultale el hecho de que en la vida no se puede tener todo lo que se quiere (pensar lo contrario es nocivo para la salud propia y hace mal a otros).
- No permitas que se entere del sufrimiento ajeno. Muestrale solo el lado amable de la vida. No lo animes a compartir lo que tiene, ni aunque haya dejado de usarlo. Crea en el o ella esa mentalidad de que "cada quien que resuelva sus propios problemas".
- Animalo a jugar lo más que pueda esos videojuegos de violencia. Es un ingrediente esencial para lograr el éxito.
- Procura trabajar en exceso, tanto tu como tu cónyuge, para nunca participar de esos momentos en que tu hijo o hija van a mostrar su personalidad, que es cuando juegan y comparten contigo. Enséñales que es mejor jugar solo con la computadora y comunicarse por internet. Así también aprenderá que la obtención de bienes materiales, "sobrevivir" es mas importante que relacionarse significativamente con otros seres humanos.

El éxito está garantizado.

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jueves, 6 de septiembre de 2012

Ese odioso asunto de dar consejos

Muy buenos dias. Quiero transmitirles algunas ideas sobre el arte de aconsejar, y digo arte porque cada vez mas es muy difícil encontrar personas centradas en las que uno pueda confiar para tener apoyo y sabiduria. Abunda un sentido de egoísmo y de superficialidad que necesitamos enfrentar decididamente.

Es frecuente escuchar que entre amigos varones los consejos en cuanto a situaciones de pareja difícil giren en torno a sacarle provecho a las mujeres. Si se trata de otro tipo de situaciones, la tendencia siempre parece ser la de aconsejar la opcion que mayor beneficio económico traiga.

Lo mismo ocurre entre las chicas. Se busca sacar provecho del otro. Preservarse uno, que se friegue el otro.

Raro es ver que alguien recomiende tranquilidad. Mucho mas raro es oir que alguien le diga a otro esperar y comprometerse mas. Y por supuesto nadie o casi nadie le aconseja a otro: ¿Y que te ha dicho Dios al respecto? Simplemente decide y ya. Decide sin pensar en las consecuencias. Decide sin pensar en los demás. Decide para tu propio beneficio.

¡Qué distinto seria si pudiéramos empezar por el principio! Si pudiéramos rescatar el preguntarle a Dios primero. Si pensáramos más allá de nuestro reducido círculo de uno solo.
Cuando alguien vaya a pedirte consejo sobre cualquier asunto, antes de emitir palabra alguna considera si tu "solidaridad " con esa persona no esta comprometiendo tu sentido de lo que es justo y verdadero. De lo que es correcto. Si la persona que acude a ti no puede pensar, piensa tú por ella.

Bendiciones.

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viernes, 31 de agosto de 2012

Seguir los buenos ejemplos

Regresando luego de unas breves vacaciones (para mí siempre son breves), les comparto una reflexión sobre la envidia y los buenos ejemplos.

A primera vista podría parecer que no tienen nada que ver una cosa con la otra, pero resulta que yo tengo un dicho que dice: no envidies, imita. Porque lo que ocurre es que la envidia nos acompaña siempre, aunque no querramos admitirlo. Se aparece en medio nuestro, en cualquier situación en la que alguien tiene algo mejor que lo que nosotros tenemos, o ha logrado un mejor desempeño que el nuestro, o parece ser más pleno que nosotros. Es inevitable sentir envidia, pues tenemos una particular tendencia a compararnos y a competir. Eso nos hace sentir falsamente mejores que los demás.

Se necesita de auténtica madurez para dejar atrás estas costumbres. Se necesita conocer el lugar que tenemos en este mundo, entender nuestro valor como individuos para comenzar a superar esta tendencia tan común. Pero mientras vamos alcanzando ese tipo de entendimiento, al menos podemos comenzar a reconocer que sentimos molestia, rabia, enojo cuando alguien más logra algo que nosotros no hemos podido conseguir. Admitirlo ya es una primera etapa.

Luego, si se trata de logros dignos, lo siguiente es apropiarnos de la humildad suficiente como para avanzar e investigar las maneras en que otros han logrado lo que nosotros también anhelamos. Como dije antes, en vez de envidiar, mejor es imitar.

En el proceso, puede que ocurra que la meta se convierta en un espejismo y que descubramos nuestro propio sueño al darnos cuenta de quienes somos realmente. Entonces es cuando dejamos de imitar y comenzamos realmente a ser.

Busquemos siempre lo más alto. Llegar al fin de nosotros mismos para alcanzar el lugar donde está el Creador. Bendiciones.

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sábado, 11 de agosto de 2012

¿Y dónde estaba Dios cuando...?

Saludos. Estoy tomándome unos días de descanso pero no me olvido de escribir. A pesar de las dificultades tecnológicas les escribo sobre un tema que me vino a propósito de una pregunta de un ser querido. Conversábamos acerca de Dios y salió la pregunta que titula este artículo.
Muchísimas veces nos hacemos esa pregunta cuando nos sobrevienen desgracias. ¿Dónde estaba Dios cuando me pasó tal cosa? ¿Por qué Dios no hizo nada en tal o cual circunstancia?  En las preguntas pareciera estar implícita la duda sobre la existencia de Dios o sobre la bondad del mismo. ¿Cómo un Dios supuestamente bueno permite tanta maldad?  Son preguntas absolutamente válidas para las cuales no siempre tenemos las respuestas. Yo quisiera compartirles algunas que he podido conseguir de primera mano.
Una de las cosas más extraordinarias que he aprendido es que Dios ha estado presente en medio de cada situación dolorosa o agradable de mi vida. Y no como un expectador pasivo, sino como un verdadero compañero de sufrimiento. Es más, sino fuera por Su intervención, las diferentes situaciones desagradables por las que he tenido que pasar hubieran sido imposibles de soportar. Y aún me falta mucho por aprender en cuanto a compartir mis dificultades con Él.
Quizás me preguntarás cómo sé que esto es así. No se trata de un "acto de fé ciega". Es una certeza que he aprendido a tener a partir de la experiencia. Después de muchos eventos he comprobado que pudo haber sido mucho peor lo que he vivido. Sólo por contarles un ejemplo, hace 3 años sufrí un accidente de tránsito horroroso. Pero la increíble intervención de ciertas personas evitó que yo muriera o sufriera más pérdidas de las que tuve. Sé que tú también puedes contar alguna historia similar. La verdad es que estamos siendo constantemente protegidos a pesar de nuestra insensatez e imprudencia y en general de nuestra maldad. Aunque lamentablemente parece que nos empeñamos constantemente en ir más allá del cuidado de Dios.
Reflexionemos.

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jueves, 2 de agosto de 2012

IGUALDAD DE GÉNERO

Saludos. Para escribir sobre un tema tan escabroso, me parece importante realizar acotaciones fundamentales.

Estoy conciente de las diferencias entre nosotros los hombres y las mujeres. Realmente somos distintos en muchos aspectos. Nuestros cuerpos son similares en esencia, pero también se diferencian bastante en cuanto a ciertas formas y funciones importantes. También desde el punto de vista mental funcionamos distinto. Hoy en día se sabe que nuestros cerebros tienen formas similares. Sin embargo, nuestra manera de pensar, de sentir y de actuar viene marcada por muchos factores (hormonales, culturales, familiares).

Creo que hoy en día es casi tonto pensar de otra manera que no sea que los hombres y las mujeres tenemos una condición de iguales aunque distintos. Lamentablemente en la mayoría de nuestras culturas a nivel mundial esto no es una realidad práctica. La mujer sufre de una condición de "segundona" con respecto al hombre. A pesar de que tenemos varias décadas impulsando la igualdad de los géneros, existen poderosos factores de diversa índole que dificultan mucho alcanzar esta realidad.

En nuestro contexto latinoamericano, la prevalencia de una cultura matriarcal y machista hace que la experiencia de formar una familia tenga muchas desventajas desde el inicio de una relación formal entre un hombre y una mujer. Tenemos conceptos muy arraigados y casi imposibles de mover acerca de cuáles son las funciones de un hombre y de una mujer. No tengo la necesidad de ahondar en la descripción: el hombre fundamentalmente se concibe como el proveedor y la mujer como la persona que atiende las labores del hogar y la crianza de los hijos.

Sin embargo, como desde el punto de vista laboral hay avances importantes en la distribución de los puestos de trabajo entre los géneros, se crea entonces la necesidad para muchas familas de replantearse ese asunto de los roles dentro de la familia. Ahora como la mujer también trabaja en la calle se necesita distribuir de manera distinta las tareas en el hogar. Yo lo llamo "reasignación de roles" o de funciones. Pero no es nada sencillo porque implica cambiar la manera en que pensamos acerca de la familia, así como una actitud de respeto hacia todos los roles y de defensa hacia el modelo que decidamos tener.

Actualmente me encuentro con situaciones de parejas que quieren casarse pero tienen la condición de que el hombre no tiene trabajo y la mujer sí. Incluso la mujer está dispuesta a asumir la función de proveedora del hogar, pero el hombre lucha porque piensa que tiene el deber de asumir esa función, y entonces no existe acuerdo y, como decimos por acá "se nos tranca el serrucho". En otras ocasiones, uno de los dos está asumiendo un rol para el que no está muy bien capacitado, y eventualmente se expone a agotarse. En todos estos casos, las relaciones en la familia entran en tensión, lo cual puede abonar el terreno para una eventual ruptura.

Necesitamos conocernos en lo íntimo. Necesitamos romper con esquemas tradicionales si no funcionan o si "enferman" nuestras relaciones familiares. Si se da el caso de que uno de los dos en la pareja tiene la capacidad de ganarse el dinero mejor que el otro, esa persona debería asumir esa función primordialmente, y contar con el apoyo del otro miembro de la pareja encargándose del área del hogar. En el caso de que ambos tengan que asumir la manutención de la familia, entonces debería llegarse a los acuerdos que fueran necesarios para tener un balance sano en cuanto a las responsabilidades dentro del hogar. Si uno de los dos percibe más dinero que el otro, debe asumir los gastos en proporción similar a sus ingresos. La crianza de los hijos debe ser compartida SIEMPRE, aún en los casos en que la relación llegase a su fin.

Quizás todas estas cosas parecieran obvias, pero la triste realidad es que no funcionamos de esa manera. Lo común es el abuso en las relaciones de pareja. Permítanme decir que el trabajo en la casa es con frecuencia mucho más pesado que el que se realiza en la calle (con la posible excepción de los obreros, caleteros y en general quienes manipulan cargas). El cansancio no puede ser una excusa para ser descuidados e indiferentes frente a nuestros seres queridos. Si hemos decidido formar una familia, debería disminuir significativamente eso del "tiempo para mí" y aumentar en proporción el tiempo juntos.

No debemos dejar sin conversar estas cosas dentro de la pareja. La igualdad es una verdad que tenemos que hacer realidad. Si queremos construir un mundo distinto y mejor necesitamos enseñar esto en todo lugar. Yo estoy convencido de que Dios nos hizo con los mismos derechos. Si bien podemos asumir distintas funciones en diferentes situaciones, nada ni nadie nos da el derecho de abusar en nuestras relaciones.

Pero por otra parte, necesitamos asumir la responsabilidad de nuestras decisiones, y saber que si vamos a romper con tradiciones, se nos vendrá encima todo el peso de la crítica. Sin embargo, las decisiones que se toman en el contexto de un conocimiento profundo de nosotros mismos y de la persona que tenemos en frente, y que se sostienen por un respeto real por el otro y por su rol, resisten cualquier prueba. Cualquier prueba.

Estos son tiempos muy distintos. Tiempos de desafío. La pregunta es si vamos a asumir esos retos o a seguir haciendo las cosas de la misma manera a pesar de no tener resultados positivos.

Como siempre, quedo atento a sus comentarios. Bendiciones.

jueves, 26 de julio de 2012

La prensa que vale la pena leer

Muy buenos días. Hace unas dos semanas me ecnontré con este artículo de prensa. Generalmente las noticias son bastante negativas, y en mi opinión puede llegar a ser deprimente "estar enterado" de lo que sucede todos los días. Pero en ocasiones hay noticias que sí vale la pena leer y difundir. Me dio mucho gusto leer esta historia. La recomiendo y tambíen pido que la difundan si les gusta. A continuación el enlace:

http://www.eluniversal.com/sucesos/120708/me-hice-respetar-peleando-con-chuzos

Mis felicitaciones a la periodista. También escanée la versión impresa. Bendiciones.


jueves, 19 de julio de 2012

NO LO LLAMES SUERTE, LLÁMALO GRACIA

Nuestro lenguaje dice mucho de lo que somos. Por eso sostengo mi posición de que debemos controlar nuestro lenguaje. Si nuestra boca es sucia, eso habla de la condición interior de nuestra persona, además de que contaminamos a los demás con nuestras palabrotas.
Así mismo, cuando utilizamos mal el lenguaje y llamamos a una persona o a un objeto de manera equivocada, mostramos “flojera” intelectual. Y eso también habla de nuestra condición interior. No digo que no nos podemos cansar a veces, o simplemente equivocarnos. Pero como dije en otro artículo, si necesitamos aspirar siempre a ser mejores.
Quiero iniciar con este mensaje un llamado de atención particular a esa manera que tenemos de expresarnos acerca de lo que nos ocurre. Nuestra vida es un cuento que puede ser una historia de terror, un cuento de hadas, o una historia inspiradora para otros. Y eso depende mucho de lo que hacemos con nuestra vida, así como de la manera en que la relatamos, la recordamos, la transmitimos.
Escucho a las personas diciendo continuamente que a las personas que les va bien en la vida, es porque tuvieron “suerte”. Entonces utilizamos la palabra suerte para identificar todo lo que ocurre que es agradable, placentero o bueno. Yo termino pensando que entonces pareciera que la mayoría de la gente cree que lo que nos ocurre es “buena suerte” o “mala suerte” y punto.
Yo no lo veo de esa manera. Yo creo firmemente que existe una capacidad que Dios le da al ser humano de ir labrando su futuro. Yo no soy el producto de una serie de “coincidencias”. El hecho de que yo no conozca las razones para muchas de las cosas que suceden no tendría que limitarme a decir “fue suerte”. Tenemos que aprender a ser más humildes pero también a pensar mejor las cosas.
Mi historia de vida tiene muchos eventos asombrosos. Situaciones que dieron un giro y que cambiaron las cosas de manera definitiva: la historia de vida de mis padres, la manera en que se conocieron, su vida en común, mi llegada al mundo, mi crianza, son hechos que parten de decisiones de otras personas que vivieron antes que nosotros y que van construyendo una herencia, una gran historia. No siempre sabemos por qué tomamos las decisiones que tomamos, pero desconocer la intervención de Dios en nuestras vidas es un gran error.
Por eso yo propongo el término “gracia” en vez de suerte para referirnos a aquellas cosas que suceden en nuestras vidas, que sucedieron desde la antigüedad, y que seguirán sucediendo muchos después, que son demasiado importantes, demasiado trascendentes para dejárselas al azar. Fue Albert Einstein quien dijo que Dios no juega a los dados. Nada es casualidad. Ni tampoco suerte.
De hecho, hasta para ganarse la  lotería hay que comprar boletos. Hay que jugar. Pero eso solamente te da probabilidades. Sin embargo, para las cosas más importantes de la vida, no podemos dejar las cosas a la suerte. Ni tampoco darle crédito a la fortuna. Yo por mi parte reconozco la intervención de Dios en mi vida, para lo agradable y también para lo desagradable. Y también reconozco que en ocasiones he sido terco y orgulloso y muchas veces por eso me he perdido de buenas oportunidades.
Así que les dejo esa propuesta. Piensen bien en esto. ¿Seguirás creyendo que lo que sucede es cuestión de suerte o se lo atribuirás a un conjunto de factores, entre los cuales el más importante es el Creador del universo, Quien tiene Su obra en Sus manos y decide lo importante? Por supuesto Él no es el Único que decide. También existe el mal tratando de controlarnos y estamos nosotros, la admirable y detestable raza humana, luchando a veces sin saber por qué ni para qué.
Yo pienso que valemos mucho más que para adjudicarle a la suerte o al destino nuestro futuro. La gracia de Dios es, entre otras cosas, ese atributo por el cual estoy escribiendo estas líneas, esa provisión constante de oxígeno para respirar, de soporte a mis funciones vitales, de inspiración para pensar, crear y compartir. Es parte de la naturaleza de un Dios amoroso y generoso, que nos quiere para bien.
Por eso yo lo llamo gracia, no suerte. ¿Y tu?

jueves, 12 de julio de 2012

¡PALABRA!

En mi hogar de origen mis hermanos y yo teníamos un dicho que no tenía "derecho a pataleo". Es decir, podíamos querer jugarnos una broma entre nosotros, pero cuando se invocaba ese dicho, había que decir la verdad sobre el asunto en cuestión. Ese dicho era "PALABRA DE HOMBRE".

Les coloco un ejemplo. Supongamos que yo le estaba echando un cuento a uno de mis hermanos sobre una aventura que me había ocurrido en el colegio y que, llegado cierto momento, había una situación en el cuento que a mi hermano le pudiera parecer una mentira, algo increíble. Él pondría cara de incrédulo y entonces diría: ¿Palabra de hombre?, y si lo que yo estaba diciendo era cierto entonces respondería, ¡Sí, palabra de hombre! Después de eso, él simplemente me creía y ya. Lo mismo ocurría si nos prometíamos algo. Decir "palabra de hombre" era sinónimo de compromiso "patria o muerte" por decirlo de alguna manera.

Curiosamente mi esposa tambíen tenía una frase similar entre ella y sus hermanos. Ellos decían (y todavía se dicen) "di palabra", y si se dice palabra, es definitivo.

Últimamente me doy cuenta de la degradación de nuestra sociedad en un aspecto que tiene que ver con la anécdota de arriba. Ya no parecemos capaces de sostener nuestra palabra empeñada delante de los demás. Yo me tomo esto muy en serio, a veces pienso que demasiado, pero como entenderán por otros escritos míos, creo que necesitamos más bien subir el estándar que bajarlo.

Recientemente mi compromiso con mis palabras fue probado de manera bastante dura. Le di mi palabra a una compañera de trabajo de que le haría una suplencia un día determinado. Una semana antes, se me presenta una oportunidad de trabajo y la gente que me contrataba necesitaba que comenzara de inmediato. Yo tenía el compromiso con mi compañera. Tenía que decidir entre hacer la suplencia y perder la nueva oportunidad, o decirle que sí a la gente del nuevo trabajo y defraudar a mi compañera.

Lo escribo de esta manera porque precisamente eso es lo que hacemos cuando empeñamos nuestra palabra en algo y luego decimos que no. Sin importar lo que ocurra, debemos ser celosos en el cumplimiento de nuestros compromisos. Quizás la situación que les cuento no parezca demasiado importante, pero mi punto es que necesitamos ser responsables con nuestras palabras.

Para terminarles el cuento, decidí comunicarle a mi compañera que no podría hacerle la suplencia. Por supuesto que se preocupó y se molestó conmigo, pues apenas faltaban unos pocos días para la fecha que ella debía ausentarse, y conseguir otra persona a esas alturas era bastante difícil. Y entonces sucedió algo que lo cambió todo. En medio de la conversación que teníamos, ella me recordó mi compromiso. Me recordó mi "palabra". Yo había quedado comprometido con ella en el momento en que le dije, "Sí yo te hago esos días". A pesar de que eso implicaba dejar la otra opción, yo tenía que cumplir con mi palabra, con mi compromiso. Así que le pedí perdón por haberle causado ese momento de angustia y le reiteré mi compromiso de hacerle la suplencia.

Para mi favor, en el otro trabajo sucedió algo que me permitió comenzar después de haber hecho la suplencia. Algunos lo llamarán suerte. Yo lo llamo la Gracia de Dios en nuestras vidas. Aunque si no hubiera sucedido aquello, igualmente hubiera estado contento de mantener mi palabra.

Con tristeza he visto que en general las personas no tienen el mismo cuidado con sus compromisos. Estamos acostumbrándonos lamentablemente a excusarnos demasiado por no cumplir con lo que habíamos dicho. Nos estamos acomodando, relajando en medio de nuestro fraude verbal y conductual.

Los inconvenientes, las emergencias, los imponderables siempre van a surgir. Pero queda de nosotros honrar nuestra palabra empeñada. Yo tampoco soy pefecto, y no llegaré a serlo en esta vida. Pero lucho por llegar a serlo. Y creo que todos deberíamos luchar.

Mis más sinceras oraciones porque sus vidas se vean llenas de Gracia y Paz de parte del Dios vivo.

viernes, 6 de julio de 2012

INDEPENDENCIA, LIBERTAD Y FRACASO


Yo veo la realidad de manera algo distinta. A veces me defino como idealista o excéntrico. Muchas veces no encajo en lo “normal”, en lo común y establecido. Ayer conmemoramos la “independencia” de Venezuela un año más. Y las palabras libertad y soberanía salen a relucir. Se realizan desfiles y actos protocolares. Es la costumbre de años que ya son décadas, incluso ya más de dos siglos.

Considero que la lucha por la independencia de España fue algo necesario. Todos los pueblos – entendiendo pueblo como un grupo definido de personas con un conjunto de tradiciones e identidad definidos – tienen la necesidad de expresarse libremente, de desarrollar esas características que le son propias sin que otro grupo humano les dicte la manera en que deben hacerlo ni mucho menos que pretendan dominarlos. Se siguen librando guerras alrededor del mundo por este motivo, y se seguirán librando porque como seres humanos cedemos a nuestra tendencia natural al control, la manipulación y el empoderamiento sobre otros.

Por otro lado, existe la tendencia extrema en el sentido de entender la libertad como aislamiento. Como ausencia de relación con el otro. La ley del hielo. La ruptura de relaciones diplomáticas. La enemistad sin guerra, pero también sin afinidad. Muchas veces buscando que la otra parte “rectifique”.

Tanto en el plano personal como a nivel nacional, los seres humanos tendemos puentes o los rompemos. Es una dinámica de amor-odio que bascula de un lado al otro, casi siempre movida porintereses egoístas y no por amor.

He llegado a entender que si el principio que rige nuestra vida, nuestras conductas, nuestras iniciativas, no está enraizado en el Amor, aun cuando tengamos las mejores intenciones al respecto terminaremos con más problemas que cuando comenzamos. Y esto tiene que ver con lo profundo que está en nosotros arraigada la idea de que la libertad es el bien máximo, entendiendo la libertad como la capacidad de hacer lo que yo quiera, como yo quiera, cuando yo quiera.

El ser humano nunca podrá ser libre. Sin saberlo está confinado. Tenemos una existencia limitada sobre esta tierra. Tenemos limitaciones físicas importantes. Cada día que envejecemos nos recuerda lo efímeros que somos. Al mirar al cielo de noche se nos recuerda que nuestro sentido de grandiosidad como género humano no tiene sentido ante la vastedad del universo en el que vivimos. Nos hacemos ilusiones de control con muchos de nuestros logros, pero realmente formamos parte de algo mucho más grande que nosotros.

Nuestras vidas sólo tienen sentido en la medida en que nos apegamos a la Fuente de la existencia. Hace pocos días se descubrió lo que casi con seguridad es el bosón de Higgins, un componente esencial de toda la materia, la partícula que le da instrucciones a los elementos para que interactúen de una u otra manera. Instintivamente un editor la llamó “la partícula de Dios” y creo que tiene sentido. Los físicos explican que estos bosones son los que le dan sentido de peso a la materia, así como dentro del agua nos damos cuenta de nuestro peso. Es como si Dios se mostrara a nosotros de una nueva manera. Claro que vamos a pretender dominar este descubrimiento y establecer nuevos niveles de autosuficiencia con él. Pero siempre estaremos fuertemente limitados. Porque somos finitos. Porque somos parte de un todo, y nunca seremos más que eso.

Los físicos dicen que más allá de los límites del universo está la nada. La ausencia del tiempo y del espacio. Yo sé que allí es donde está el Creador. Claro que no solamente allí, sino aquí entre nosotros, como esa partícula, como ese bosón de Higgs diciéndonos “¡Aquí estoy. Escúchame. Permíteme darle verdadero sentido a todo en tu vida. Déjame cuidarte y guiarte más cerca de Mí!” Su intención dese el inicio siempre ha sido la misma: tener una familia, un hogar, una humanidad para compartir con ella los tesoros de Quien es Él y de lo que ha hecho para nosotros.
Así que tanto en el plano cósmico, como en el plano nacional y político, hasta llegar al plano de una sencilla relación entre dos seres humanos, existe la posibilidad de entender, de aprehender la realidad de la existencia y la participación de Dios en nuestros asuntos para nuestro bien. Este entendimiento sólo puede llegar si Dios mismo nos lo transmite personalmente. Yo me preguntaba hace tiempo la razón de ser de la vida como la conocemos. Hoy en día ya no me pregunto eso. Ahora le pregunto a Dios cómo colaborar con Él en Su Idea para nosotros. Hoy quiero participar en Su plan para la humanidad. Hoy creo y ya no dudo, y cada cosa que sucede la ubico dentro de ese entendimiento, dentro de mi caminar con Él, porque sé que si no lo hago entonces todo pierde sentido.

Si mi libertad depende del sometimiento del otro, no es libertad.

Si mi bienestar pasa por ocasionarle mal a otro, entonces no es bueno.

Si para ganar otra persona debe perder, entonces no es victoria.

Me importas tú porque Dios también te hizo a ti junto conmigo. Somos hermanos a pesar de no pensar igual e independientemente  de que seamos amigos o de que pensemos distinto.

Todos fallamos, todos tenemos defectos. Y todos necesitamos los unos de los otros.

Lo que siempre ha hecho y sigue haciendo falta entre nosotros es una voluntad de colaborar mutuamente en nuestras necesidades, pero la única forma de llegar a eso es vernos entre todos como prójimos.

El fracaso de la humanidad se debe a nuestra ceguera espiritual, a nuestra pretensión de emanciparnos de Dios.

Que Dios pudiera “dominar” nuestros pensamientos, palabras y acciones es el ideal de los siglos. Que así sea.

jueves, 28 de junio de 2012

NO ES NORMAL Y NO ESTÁ BIEN


Existen muchas cosas que dejamos pasar, e incluso hemos llegado a calificar como normales, pero que no lo son. Y que tampoco están bien. Aquí resalto sólo algunas. Siéntanse en la libertad de añadir las que les parezcan que faltan.

  • Que los padres les cedan el privilegio y la responsabilidad de criar a sus hijos a maestras, cuidadoras, a la televisión o a la sociedad.
  • Que nuestro ideal de superación sea tener una casa, un vehículo, viajes, ropa o accesorios costosos y no superar nuestro natural egoísmo.
  • Que nos llamemos unos a otros con calificativos vulgares en vez de llamarnos por nuestros nombres.
  • Que una pareja de enamorados diga que va a probar para ver si son compatibles sexualmente antes de casarse. El sexo es sólo un aspecto más de una relación que se construye entre dos personas y no es para niños ni personas dependientes emocionalmente.
  • Que llamemos comida a cosas que no lo son. Y que nos las comamos además.
  • Que se exhiba el cuerpo de mujeres y hombres como mercancía para ser deseada o para negociar con él o por medio de él. Eso se llama prostitución y pornografía respectivamente, así sea soft core.
  • Que admiremos a las personas por su manera de vestirse, por su atractivo físico, por su gran elocuencia y carisma, y no por su capacidad de entregarse a otros por amor de manera constante.
  • Que nos riamos y hagamos burla de la desgracia ajena, así sea de la de aquellos que no nos caen bien. Eso es tan malo como la misma desgracia. La muerte no es buena para nadie.
  • Que creamos que si ejercemos violencia sobre otro en cantidad suficiente, el conflicto cesará. La violencia solamente engendra más violencia. Contra la violencia, el arma que sirve es el amor.
  • Quedarnos con lo que no es nuestro. Eso se llama ROBAR, aunque nadie se entere. Tampoco está bien cobrar lo que nos dé la gana por un trabajo o servicio. Eso es AVARICIA.
  • Trabajar extra sólo para conseguir más cosas, en vez de trabajar más para ayudar más a otros.
  • Odiar y guardar rencor. Eso solamente destruye al que odia. Es como tomarse un veneno y esperar que la otra persona se muera. Es igual a matar.
  • Que sepamos que no están bien y que no hagamos nada.

"Lo único que necesita el mal para triunfar es que los buenos no hagan nada”
Edmund Burke

    “Pues la gente sólo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado.  No amarán ni perdonarán; calumniarán a otros y no tendrán control propio. Serán crueles y odiarán lo que es bueno. Traicionarán a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios. Actuarán como religiosos pero rechazarán el único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios”.

Pablo a Timoteo (2 Timoteo 3:2-5)

jueves, 21 de junio de 2012

El amor tripartito

Muy buenos días. Estoy estrenando nueva imagen y nueva dirección, www.vidaprofunda.com, con miras a expandir este asunto. Gracias por las opiniones acerca del blog. Siempre sus comentarios son bienvenidos. El blog seguirá llamándose el blog del loquero y quiero aclarar que en ninguna manera tiene un sentido despectivo. Considero que mi labor es una de las más necesarias, y que el término locura, a pesar de ser despectivo para muchas personas, en mi caso tiene un uso mucho más amplio, pues considero que cada ser humano tiende de manera natural a la locura, a servirse sólo a sí mismo, al egoísmo. Esa es una verdad incontrovertible. Y mi lucha diaria es por ayudar a revertir esa tendencia natural. Estoy en el mismo negocio que nuestro Creador: el de regresar a lo esencial. A lo vital. A vivir verdaderamente.

Por esto decidí mantener el nombre, pues yo, como tantos otros, y espero con ansias que tú también, soy un tratante de la locura. De mi propia locura, y de la de los demás. Otro día conversaré más acerca del término, para que nos vayamos reconciliando con él.

Pero hoy quería conversar sobre el tema de las relaciones y del amor. Con frecuencia las relaciones fallan porque el amor se ejerce de manera muy incompleta. Tenemos la firme tendencia a dividir al ser humano, y nos tratamos a nosotros mismos como partes. Tenemos relaciones que se quedan en lo físico, en lo corporal, y entonces le damos cabida a ejercicios tan terribles de la sexualidad como la prostitución, en la que se vende "amor". Se tergiversa por completo la hermosa función del sexo y se degrada a la mujer y al hombre por igual.

En otras ocasiones, nos enlazamos en relaciones muy "verticales", como cuando vemos a alguien que tiene nuestra misma edad como un hijo o una hija a quien cuidar. Conozco muchas parejas que mantienen relaciones muy desiguales. Una de las partes de la relación es quien lleva el peso de todo lo que se da, y la otra parte sólo recibe. Y así se mantienen por años, aunque actualmente ese tipo de relaciones no duran mucho. Muchas veces este tipo de relaciones no son tan evidentes, pues el "receptor" es capaz de aportar algunas cosas. Puede ser muy sentimental en la relación, mientras que su función intelectual y su voluntad están como apagadas.

Y es que, en una relación adulta, que tiende a la madurez, que busca permanecer en el tiempo, ambas personas deben estar involucradas por completo. Recordemos las funciones del alma: intelecto, afecto y voluntad. Cada quien se relacionará de una manera diferente, colocándole un peso distinto a cada función dentro de su manera de ser y sus inhibiciones. A estas tres funciones se le añade la función de la intuición, que tiende a lo espiritual, a lo más elevado. Necesitamos entendernos como seres íntegros para no desintegrarnos en el camino de la vida. Necesitamos comprometernos por entero en nuestras relaciones. No podemos querer amar a medias. Eso no es amor.

Se ama con la razón, para no caer en excesos. Se ama con el afecto, para darle energía e intensidad al ser amado. Se ama con la voluntad para que el amor no sea sólo algo bello, sino también algo práctico, palpable, demostrable. Se ama con la intuición para poder ser asertivo, oportuno, desinteresado.

Amemos por completo, o mejor no amemos. ¿O no es mejor estar solo que mal acompañado?

Bendiciones.

miércoles, 13 de junio de 2012

¡YA NO PUEDO MÁS!

Muy buenos días. Comenzaré agradeciendo las opiniones que me han hecho llegar sobre el tema del nombre nuevo. Es bueno saber que "están allí". Quisiera pedirles a todos los lectores y lectoras que no se han suscrito que consideren hacerlo. Me ayuda a tener una idea del alcance del blog. También me atrevo a pedirles que si les ha sido provechosa la lectura de algún modo, y ven que a alguien cercano puede servirle, compártanlo con esa persona. Nada mejor que compartir, ¿no creen? Tengo planeado comenzar a publicar 2 veces a la semana y cambiar el diseño y probablemente el nombre, ya veremos.

Y para entrar en el tema de esta semana, iba a titularlo "Punto de quiebre", pero me pareció más directo el que está, sabiendo que refleja la frase que seguramente muchos de nosotros - sino todos - hemos expresado en algún momento de nuestras vidas con respecto a alguna situación específica por la que hemos pasado. A veces toleramos una relación, una condición de vida, o alguna costumbre propia o ajena que, llegado el momento, simplemente no podemos seguir manteniendo de la misma manera. Sabemos que es tiempo de cambiar, pero no sabemos cómo. Estamos hartos de aquello pero no conocemos otro modo.

Muchas veces los seres humanos queremos tener todo bajo control. Nos parece que la vida es demasiado incierta, y recurrimos a muchas estrategias para intentar mantener nuestra ilusión de que lo tenemos todo fríamente calculado. Quizás eso pueda ser cierto para unas cuantas pequeñas situaciones, pero en cuanto a lo importante simplemente no sabemos. Somos extraordinariamente pequeños como para tener la información suficiente que nos permita tener "el cuadro grande" de las cosas.

Hay momentos en los que simplemente ya no podemos seguir de la misma manera. Son de los momentos más preciosos de la existencia humana. Y son de los momentos que más desperdiciamos durante nuestra vida. Porque generalmente terminamos pagándola con alguien más (pensando que tenemos que terminar una relación), o con una situación de vida que nos parece que es la responsable del malestar que sentimos. Pero a la vuelta del tiempo, simplemente la condición de desesperación regresa, y nos volvemos a encontrar diciendo ¡ya no puedo más con esto, o con tal persona!

¿Qué sucede? Que estamos mirando hacia afuera, en vez de hacia adentro. No asumimos un rol crítico y realista de nuestra propia vida y por comodidad buscamos un chivo expiatorio y lo matamos, lo cual produce un efecto de alivio temporal, pero nada más. Es como las famosas "curas de sueño" (que a nadie le recomiendo), en las que luego de una o dos semanas de "desconexión" con la realidad, continuamos con la situación vivita y coleando.

No voy a negar que existen situaciones que debemos cortar de tajo. Las relaciones de abuso continuo tienen  que distanciarse sanamente, a veces de por vida, por la seguridad y supervivencia de las personas. Pero yo estoy hablando de situaciones repetitivas en nuestras vidas en las que simplemente nos negamos a vernos a nosotros mismos porque es muy doloroso e implica tarde o temprano sacrificar algo de nuestra manera egoísta de vivir.

Siempre es más fácil ver una pajita en el ojo del vecino, que ver la viga de 40 x 40 en nuestro propio ojo. Pero necesario es primero sacar la viga del nuestro para poder, con todo amor y respeto, atrevernos siquiera a mencionarle al otro la pajita en su ojo. Lo que pasa es que por estar en nuestro ojo, se nos hace casi imposible ver la viga. Digo, si está metida en el ojo, nos está bloqueando la visión ¿no?

Por eso es que necesitamos a los verdaderos amigos. Los que no van a "alcahuetearnos" los vicios de refracción, las sinvergüezuras toda la vida, sino que nos van a decir las cosas como son.

Si nos encontramos en un estado de repetición, pídele a alguien de tu confianza que te hable como debe ser. Que te diga si ve algo que tú no ves. Puede que te sorprendas.

Y si no tienes a alguien así, entonces tienes un problema más grande, porque implica que no tienes amigos. Sin embargo, yo refrendo ese dicho popular que dice que "a nadie le falta Dios". Puedes pedirle a Dios que te diga qué pasa contigo. Él tiene la visión bien clarita y sabe más de nosotros que nosotros mismos.

No hay nada más doloroso que los tiempos de reflexión y eventual cambio personal. Pero nada deja mejores resultados en nuestras vidas. Los seres humanos necesitamos cambiar, porque el cambio es condición inherente a la vida. Lo que no cambia es porque está muerto, o tiende a la muerte. Si nuestras células, órganos y sistemas corporales están en constante cambio y movimiento, ¿por qué nos aferramos a las mismas maneras de hacer las cosas y de ver al mundo?

Piensa. Siente. Ama. Y cambia. O pide el cambio. Lo mejor siempre está por venir.

Hasta pronto.

jueves, 7 de junio de 2012

Así son las mujeres

Hola a todo@s espero estén teniendo una gran semana. En cuanto al tema de hoy, el título quizás sea demasiado ambicioso, pero me pareció apropiado aunque sepa que me será imposible ser extensivo como las chicas se merecen. Así que hablemos de mujeres.

En contraposición a nosotros los hombres, las féminas son:

- Complicadas: terriblemente complicadas. Cualquier hombre en una relación con una mujer a largo plazo lo sabe. Nada es como aparenta en el mundo femenino. Con razón dicen que cuando una chica dice que si, puede ser quizá o incluso que no. Y viceversa. La donna e mobile, la mujer es voluble, dice una famosa ópera italiana. Y es cierto. En otro artículo hablé un poco sobre este aspecto. Yo diría que la mujer es hermosa y tormentosa. Y agregaré un dicho de un gran psiquiatra venezolano: la mujer es cíclica, mientras que el hombre es tónico.

- Delicadas: lo cual no quiere decir frágiles o débiles. La delicadeza femenina tiene que ver más con su aspecto, que siempre está bajo amenaza de desmoronarse. Pero internamente atesoran una fuerza sorprendente, en su carácter esencial. Sin embargo, al querer "pulsear" con el hombre por la tontería del poder o la igualdad (no somos, ni jamás seremos iguales. Somos diferentes y mutuamente complementarios, lo cual es muy distinto a ser iguales) muchas mujeres han perdido su belleza, su fortaleza y finalmente su preciosa identidad como hermanas nuestras, coherederas del favor de Dios para todos nosotros.

- Bellas: y cuando digo bellas no me refiero simplemente al aspecto externo de su ser. La presencia de una mujer en cualquier espacio es evidente cuando ese espacio tiene orden, armonía en formas y colores, calor humano y todo lo que es bello. Las mujeres traen a la vida en la Tierra el balance necesario entre función y forma. Saben cómo combinar los colores, aprecian a los hijos por su lado más sentimental y no tanto por su conducta. Saben perdonar mejor que nosotros. Llevan dentro de sí con valentía las marcas del sufrimiento con más honor que muchos hombres. Su eterno misterio evoca el mismísimo misterio del Creador.

Así que, hombres, sepamos respetar y apreciar mejor a nuestras compañeras de viaje. ¡Qué hermoso regalo son las mujeres! No nos atrevamos a seguirlas degradando a simples objetos de deseo o esclavas del hogar. Aprendamos a darles su lugar a nuestro lado.

Y a ustedes, queridas chicas, que no se les siga subiendo a la cabeza su lugar de privilegio. Manténganlo a la altura del corazón, donde pertenece. Su humildad, discreción y decoro son mucho mas necesarias hoy que nunca.
Bendiciones.
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miércoles, 6 de junio de 2012

¿Qué les parece el nombre del blog? Se escuchan ideas...

Buenos días. Recientemente me han dicho que el nombre del blog puede resultar algo ofensivo para algunas personas. He reflexionado al respecto y estoy dispuesto a cambiarle el nombre. Por lo que estoy abriendo un "concurso" de opiniones acerca del posible nuevo nombre.

Lo que quiero hacer es conocer la opinión de los lectores y lectoras acerca de las opciones. Les pido me dejen sus comentarios y sugerencias al final de este artículo. La idea es que el blog tenga un nombre que represente la intención de favorecer una conversación de más profundidad acerca de temas del día a día en cuanto a relaciones interpersonales y el sentido de la vida.

Así que por favor, anímense a compartir sus ideas. Todas serán bien recibidas. El plazo es hasta fin de mes. Espero sus opiniones. Un abrazo.

Miguel González

miércoles, 30 de mayo de 2012

¿En qué nos quieren convertir las mujeres?

Hoy continúo con el tema de la pareja y en especial voy a puntualizar algunas características propias de nosotros los hombres, pues me he dado cuenta de que existe una cierta tendencia cultural que busca "feminizar" o ablandar a los hombres, y a muchas mujeres se les ha metido en la cabeza que los hombres deberíamos ser más como ellas en algunos aspectos. Es importante podernos comprender entre los sexos, pero necesitamos también respetar y apreciar al otro por lo que es. Y abandonar toda idea de cambiar a nuestros semejantes, tanto menos si se trata de nuestra pareja. El cambio es un asunto estrictamente personal, al que uno sólo puede contribuir significativamente si respeta incondicionalmente al otro.

Dicho esto voy con la caracterización. Los hombres naturalmente somos:

1.- Rudos. La delicadeza es un rasgo femenino. Los hombres en general somos toscos, aunque no insensibles. Sólo que nuestra aproximación a las cosas es más deacarnada, gruesa. Los detalles no se nos dan muy bien.

2.- Prácticos. Muy enlazado con la característica anterior, por lo general a los hombres nos importa muy poco el sentido estético de las cosas. Nos interesa más bien que las personas y las cosas FUNCIONEN. Lo demás puede llegar a ser superficial para nosotros.

3.- Simples. Nos vestimos rápido. Comemos lo que sea. Avanzamos a pesar de todo. Nos enfocamos con terquedad en una sola cosa. Lo esencial. No nos gusta perder el tiempo. No nos gustan lo preámbulos ni los cuentos largos.

Por lo tanto chicas, entiendan si no nos fascinan esas cosas que a ustedes parecen enloquecerlas, como las novelas rosa, los detalles mas pequeños de cada situación, u otras complicaciones probablemente necesarias pero difíciles de soportar para nosotros. Y, caballeros, afinemos nuestro sentido de identidad masculina. Mantengamos firme nuestro carácter,y a la vez comprendamos que lo femenino también importa y es necesario para complementarnos.

Lo dejo hasta acá por hoy. Si algunos colegas de género tienen otros aportes, envíenlos para publicarlos. Si alguna chica tiene otra cosa que añadir, bienvenida sea. La semana que viene, voltearé la moneda. Estaré ajustando nuestra visión de las mujeres. Bendiciones.


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jueves, 24 de mayo de 2012

Yo controlo, tú controlas, nosotros destruimos

Muy buenos días. Hoy quiero ahondar un poco más sobre el tema del control. Quizás no te sientas identificado -a- con esa palabra pero resulta que en más de una forma tenemos la tendencia a querer controlar a los demás a nuestro alrededor.

¿Cómo sabemos si somos personas controladoras?  Pues la mayoría de las veces tenemos la seguridad de que podemos decirle a otra persona qué hacer con su vida. Son personas que buscan que otros hagan lo que ellos quieren. Pueden ser muy activos, emprendedores, y los que no son como ellos son catalogados por estas personas como "quedados".

Tienen las cosas perfectamente planificadas. Y tienen "planes B" para todo. No se les escapa ningún detalle. Piensan que nadie más puede hacer las cosas como ellos. Que si algo va a salir bien, ellos tienen que hacerlo o al menos ir al frente de la tarea.

Con frecuencia la persona controladora coloca la obtención de bienestar material por encima de las relaciones, por lo que puede caer en serias desconsideraciones con sus amistades y pareja por causa del dinero.

Les cuesta horrores disfrutar de las cosas sencillas. Ni toleran bien los errores propios y menos los ajenos. Para ellos los sentimientos son simplemente accesorios y un estorbo, por lo que con frecuencia sufren de varios tipos de dolencias musculares, dolores de cabeza y son muy irritables.

No voy a dar "recetas" para cambiar a personas así, porque eso es precisamente lo que es controlar. Mi experiencia me dice que un mínimo de orden y planificación en la vida son necesarios, pero los imprevistos son parte de nuestro diario vivir. Por otra parte, la vida no es creación del ser humano, por lo que es imposible poder controlar nuestras vidas. Necesitamos de todo tipo de gente y sobretodo,  necesitamos amar y ser amados.

Dios sabe lo que hace, aunque no lo entendamos. Si esto te ayuda a reflexionar, me sentiré honrado. Bendiciones.


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viernes, 11 de mayo de 2012

Combatiendo nuestra violencia

Aqui estoy de nuevo, por un pelo. Y lo digo en serio, pues hace menos de media hora un tipo me amenazó con meterme un disparo porque segun él yo hice algo que puso en riesgo su vida. Resulta que ambos somos motorizados y veníamos bajando por la autopista prados del este hacia la ciudad. Yo no hice ninguna maniobra súbita ni peligrosa, y como el pavimento estaba mojado iba especialmente lento. Pienso que él venía a una velocidad inapropiada y probablemente fui un obstáculo para que él siguiera. Luego él comenzó a insultarme, llegando a decirme "basura" y otras cosas bastante injustas. Yo en primer lugar lo ignoré, pero al parecer eso lo hizo enfurecer y entonces hizo un gesto como para sacar un arma (que gracias a Dios nunca sacó). Yo permanecí tranquilo, esperando lo peor. Al final tomó otro rumbo.

Insisto en que yo no realicé ninguna maniobra peligrosa y menos en contra de algún otro conductor. Sin embargo, todos podemos equivocarnos y yo estoy dispuesto a conversar con esa persona y pedirle perdón por cualquier agravio que le haya causado. Yo también lo perdono.

Quiero agregar que me espanta la realidad de nuestra sociedad, en la que al parecer la violencia tiene rango constitucional. Yo no jugaré en ese equipo. No temo por mi propia vida, porque sé Quien me la dio y sé adónde voy luego. Pero sí me entristece lo que sucede con nosotros y espero que la persona que me amenazó pueda encontrar la paz que sólo Dios puede otorgar mediante Su Hijo Jesús.

Así que sigamos atentos. Sigamos sembrando la paz en medio de nuestro cotidiano desastre. Que Dios nos guíe. Un abrazo.

Ah, y si se encuentran a esta persona, díganle que quisiera conversar con él. Nadie está fuera del alcance de Dios.


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jueves, 3 de mayo de 2012

Lo bueno, lo malo y lo necesario

La vida está llena de situaciones desagradables. Injusticias, guerras, violencia de todo tipo, discriminación, homicidios, pobreza. El hombre sacando provecho de su prójimo de todas las maneras posibles.

Algunas otras veces tenemos momentos o épocas agradables. Tenemos paz, prosperidad, salud y parece que el futuro luce promisorio.

Sin embargo parece que siempre juzgamos lo que sucede en base a cómo nos sentimos hacia el suceso y nada más. En el momento de la tragedia todo lo demás desaparece. Tenemos memoria corta. No recordamos lo que hemos vivido. Nos invade la situación y todo lo que importa es lo que ocurre en el momento.

Pero luego del primer impacto ¿en qué pensamos? Algunos comienzan a culparse a si mismos. La mayoría culpan a otro o a otros. Parece que lo importante es encontrar al responsable y eso es todo.

No obstante, perdemos de vista lo esencial. Como siempre. Perdemos muchas veces la preciosa oportunidad de aprender del sufrimiento. Encontrar al culpable no cambia nada. El sufrimiento ajeno no mejora en nada nuestra propia condición. Pero cuando encontramos la manera de caminar el camino cuesta arriba, el camino incierto de la humildad, entonces podemos comenzar a aprender que toda situación en la vida tiene su enseñanza, su razón de ser. Primero, porque esta vida no es lo único que cuenta. Y segundo, porque ninguno de nosotros está completo en sí mismo. Necesitamos de alguna manera las circunstancias duras y dolorosas para tener la posibilidad de crecer. De desarrollarnos. De alcanzar las alturas mayores.

En mi viaje en esta vida he podido aprender algunas pequeñas lecciones para momentos amargos. Aqui te las dejo:

1.- Aunque en eso te vaya la vida, NO TE DEJES LLEVAR POR LA DESESPERACIÓN. Nunca actúes en base a tu primer impulso. Espera antes de hablar o actuar.

2.- Luego de la primera oleada de rabia, de indignación, de ganas de destruir el mundo, con frecuencia viene el llanto. Simplemente déjalo fluir. Las lágrimas son un medio de salud. No escatimes en ellas.

3.- Comienza a revisar lo ocurrido sin culpar a nadie (ni siquiera a ti mismo -a-). Más bien pregúntale a Dios, ¿qué puedo aprender de todo esto? También es apropiado confiar en Dios y decirle que pones en Sus manos la situación para que Él la maneje para Su conveniencia.

Confiar y descansar requieren tiempo y esfuerzo. No se trata de una actitud pasiva, sino de resistirnos activamente y de manera continua al impulso de resolverlo todo de una vez.

El tiempo está siempre del lado de Dios. Bendiciones.


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jueves, 26 de abril de 2012

Apreciando la vejez

Reciban un caluroso saludo. Y valga lo de caluroso, ¡porque sí que está haciendo calor! Luego de saltarme una semana de escribir, debido a cierta escasez de ideas y al exceso de compromisos, regreso con un tema que pienso necesitamos incorporar. El de la consideración de la vejez.

Latinoamérica en general y Venezuela en particular, es una tierra donde predomina la gente joven. Los resultados del último censo dicen que tan sólo un 6 por ciento de la población supera los 65 años.

Nuestra cultura no aprecia mucho a los viejos. Si bien es cierto que ahora los gobiernos nacional y municipales le están prestando más atenciones y cuidados a nuestros ancianos, en general no les hacemos mucho caso. He visto que por una parte, a la juventud le falta respeto por los ancianos. Por otra parte, a los ancianos les falta muchas veces dignidad en su conducta. No han aprendido muchas veces a llevar con orgullo sus años y su experiencia, y se meten en situaciones de vida vergonzosas e inapropiadas.

Yo no sé si a ustedes, pero a mí si me gustaría ver a los ancianos siendo venerados como se merecen. Y no se trata solamente de cederles el puesto en el transporte público o en las colas de los bancos. Hay que escucharlos. Hay que hacerles caso. Su voz, sus consejos, pueden salvarnos la vida. Hagamos de su voz nuestra voz, ya que muy probablemente un día también nosotros seremos como ellos.

Y para mis queridos ancianos y ancianas, mis respetos. Lleven con dignidad y orgullo cada cana, cada arruga, cada dolencia. Enséñennos cómo ir más lento. Cómo disfrutar de la vida. Cómo vivir de verdad.

No le tengamos miedo ni asco a la vejez. Por algo lo llaman años dorados. Es en ese tiempo cuando debemos estar cosechando lo que hemos venido sembrando toda nuestra vida. Es cuando veremos el fruto. Cuando podremos darnos cuenta del legado que dejamos.
Así que ¡a envejecer con dignidad! No permitamos que la inmensa cantidad de vanidad moderna nos distraiga de la búsqueda de lo que es realmente importante. Del amor entre nosotros. Bendiciones.

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miércoles, 11 de abril de 2012

Los ciclos de la vida

¡Feliz Pascua para tod@s! Luego de esta Semana Santa, que siempre es de alguna u otra forma especial para mí, me reintegro a la escritura. Quiero comenzar agradeciendo a las cinco personas que siguen este blog. De verdad aprecio ese apoyo, y espero poderles ser útil de alguna manera. Por favor, cuando lean los artículos, si no les cansa, opinen, califiquen, den sugerencias. Interactuar hará de esto algo mucho más provechoso para todos.

Estuve conversando con una amiga que se me acercó para agradecerme por el tiempo y las atenciones que le he brindado. Nos conocemos desde hace unos doce años, y aunque comenzamos a vernos en una relación "terapéutica" (de médico y paciente), ahora puedo decir con confianza que somos amigos. No solamente ella se ha podido beneficiar de alguna manera de nuestras conversaciones, sino que yo he aprendido también. Durante este lapso de tiempo ella ha cambiado y yo también. Ver cómo una persona es cambiada en distintas etapas de su vida es emocionante.

Conversando con otra amiga reciente, me dí cuenta de la importancia de que nos demos cuenta de los ciclos en la vida. Esta persona está en una situación "límite" en varias áreas. Vive muchos conflictos en su casa, es menospreciada en su trabajo, no le alcanza el dinero... y en especial está ese asunto del trabajo, en el cual se siente explotada y poco valorada. Ella es una excelente trabajadora y no recibe reconocimiento alguno de sus superiores. Le sugerí que puede que en ese aspecto quizá ya haya llegado al final de un ciclo.

Muchas veces los ciclos pueden distinguirse con facilidad. Por ejemplo, graduarse de bachiller es definitivamente un fin de ciclo definido. El matrimonio, comenzar en un nuevo trabajo y muchos otros son eventos de vida que marcan muchos cambios en nuestras rutinas y que traen retos.

Sin embargo, otros ciclos no son tan fáciles de percibir. O quizás es nuestra manera de vivir, que tanto se empeña, se aferra a lo seguro, a lo tradicional, a lo conocido, lo que nos impide ver que se ha terminado una etapa y que comienza otra.

Muchas personas piensan que pueden contraer matrimonio y seguir con los mismos hábitos de vida de solteros. Muchas mujeres piensan que luego de unos meses de amamantar a su nuevo bebé, podrán seguir de la misma manera con su rutina de trabajo y de vida independiente. Muchas personas cumplen años y no toman en cuenta que sus apariencias y sus cuerpos ya no van a seguir siendo los mismos de antes. Éstas y muchas otras situaciones deberían movernos a la reflexión y luego a la acción, pero no en un sentido de preservar nuestras comodidades, sino de motivarnos a crecer. Como aprendí en la adolescencia, crecer es doloroso. Siempre. Pero también es ley de vida y algo muy necesario.

Tomemos otro ejemplo a gran escala. Hoy en día Europa y los Estados Unidos están enfrentando una crisis económica de proporciones gigantescas. Y no se avizora una salida cercana. En Europa la solución planteada es austeridad, y por supuesto, la protesta se ha alzado. En el norte de nuestro continente la cosa no está mejor. Pero ellos tienen otros "mecanismos" y se aferrarán a su manera de entender y de vivir con todo lo que tienen. Particularmente pienso que la Vida nos hace un llamado a todos a vivir de manera más sencilla. Hemos desatendido el llamado a vivir modestamente. Nos hemos tragado el cuento del "sueño americano", del estilo de vida individualista y cada vez más despreocupado, derrochador y desenfrenado, y luego nos preguntamos por qué vienen los tiempos de vacas flacas. Me incluyo aunque sé que en nuestra preciosa Latinoamérica no es exactamente igual el asunto.

Pero para no extenderme demasiado, creo que podemos aprender importantes lecciones. Tanto a nivel personal como familiar y social, siempre podremos esperar estaciones, temporadas, cambios. No nos dejemos convencer por la ilusión de que estaremos siempre haciendo lo mismo, de la misma manera. Nuestra seguridad en la vida no puede apoyarse en lo que tenemos ni en lo que hacemos, sino en lo que somos. Y somos seres cambiantes.

Así como la creación se renueva con el paso de las estaciones, así como la tierra necesita de sol y lluvia, también nosotros necesitamos de darnos cuenta de las "estaciones de la vida" por las que pasamos, para no perder la oportunidad de madurar, de dejar lo que sea exceso de equipaje allí en medio del camino, de ser un poco más valientes y tomar decisiones firmes hacia adelante, hacia lo desconocido, aunque estemos muertos de miedo.

Cuando veas, como le pasa a mi amiga, que todo se le pone cuesta arriba, que todas las puertas parecen cerrarse, quizás sea tiempo de verificar el final de un ciclo. Pero no temas, todo final es seguido de un nuevo comienzo. ¡Así es la vida! La muerte, por otro lado, es estática.

Así que ¡a vivir! Espero sus comentarios. Bendiciones y abrazos.

miércoles, 28 de marzo de 2012

¿Qué es el amor?

Hoy me lanzo a una disertación, divagación o atrevimiento sobre uno de los temas más comentados y por lo tanto más prostituidos que existen. La pregunta es hasta una locura, una grosería. Pero me atrevo porque mi intención al abrir este blog era contribuir con el bienestar de todos los que leen o leerán estas líneas. Y el amor definitivamente es el tema para todo el que desee crecer como persona, como grupo, como familia.
Los Beatles cantaron “All you need is love” (todo lo que necesitas es amor).
Los románticos y los despechados se especializan en el amor, correspondido o no para cantar, componer, hacer poesía o prosa, pintar cuadros, etc., generalmente refiriéndose al amor de pareja.
Tenemos incluso un día al año en que celebramos el amor y la amistad ;-)
Así que nuestro concepto del amor tiende a ser más bien romántico, cursi y a veces hasta superficial. O a veces algo trágico, por aquello de los celos, de Otelo y Romeo y Julieta y también por tanto crimen “pasional” que ocurre con tanta frecuencia.
Pero creo que todo ser humano conoce, al menos intelectualmente, que el amor es algo más.
A mi me enseñaron que existe el amor filial (entre compañeros – as), el amor romántico, el amor sexual y el amor ágape o amor trascendental. Amor sacrificial.
Para los que nos confesamos cristianos (ya seamos católicos o evangélicos) la pregunta debería ser algo distinta. “Dios es amor” dice el texto sagrado. Pero ¿qué significa? Otra vez, sabemos al menos “de catecismo” que Jesucristo es la expresión del amor de Dios por nosotros. Amor sin límites.
Hoy en día el amor, entendido como fuerza fundamental que sostiene nuestro mundo y nuestras relaciones, escasea muchas veces. Nuestra sociedad está enferma y yo concuerdo con los Beatles: todo lo que necesitamos es amor. Amor verdadero.
Das amor cuando respetas a los demás y los consideras como compañeros de sufrimiento en esta vida. Al tener cuidado por las necesidades de los demás (de tus padres, de tus hermanos y hermanas, de tus hijos e hijas, de otros que no tienen cómo sostenerse por sí mismos). Amas cuando antepones el interés de otro al tuyo (por supuesto no estoy hablando de permitir el abuso por parte de los demás hacia nosotros, sino de necesidades auténticas). Amas cuando perdonas de corazón. Amas cuando compartes y eres solidario. Amas cuando te duele pero lo sigues haciendo, porque es en beneficio de alguien.
No se puede amar si no se tiene seguro el amor. Si no se está seguro (a) de ser amado, admirado, apreciado, respetado, no se puede amar en retribución. El ser humano no está solo. Vivimos con muchos otros alrededor, todos con necesidad de ser amados. Primero se necesita estar seguro del amor que se nos tiene, esto es fundamental. Todo lo demás es accesorio. Yo particularmente busco asegurarme con frecuencia del amor que Dios me tiene. Recuerdo todo lo que me da gratuitamente, de todo lo que puedo percibir con mis sentidos. Agradezco por la familia en la que nací y la que he formado con mi esposa. Agradezco por mi trabajo. Y por tantas cosas que día a día me demuestran que existe un Dios empeñado en amarnos con todo lo que tiene y lo que es.
No se trata de un acto de fe ciega. La comprobación está ante mis ojos diariamente. Lo que sucede es que podemos pensar que estas cosas que tenemos son producto de la casualidad, o simplemente del trabajo de nosotros los seres humanos. Menos mal que el mundo ya estaba aquí antes de existir el ser humano, sino también presumiríamos de haberlo hecho nosotros mismos.
Por lo tanto, a pesar de los malos tiempos que han venido y que vendrán, yo me mantengo en mi terquedad de apostar al amor. De creer en él. De buscar ese Amor Fundamental que proviene de Dios y que me dice que estoy en esta vida de paso pero con el propósito fundamental de compartir ese amor de todas las maneras posibles con todas las personas posibles mientras tenga vida. Y que aún cuando no siempre me sienta amado, siempre soy amado. Lo que sucede es que mi cabeza loca, o mi cuerpo cansado, o las nubes encima de mí, a veces me hacen perder de vista el Gran Amor que me hizo, me mantiene vivo y le da sentido a mi existencia.
Gracias Amor mío. Dios Jesucristo. Amor total y verdadero.
Feliz Semana Santa. Otra oportunidad para recordar Su amor.

miércoles, 21 de marzo de 2012

El raro talento de mirar lo esencial

     Lo esencial es invisible a los ojos

                                             A. de Saint-Exupery. El Principito.

     Dios no se fija en las cualidades que la gente ve. La gente sólo presta atención al aspecto de las personas, pero el Señor ve su corazón...

                    1 Samuel 16:7 (PDT)

Saludos. Hoy quiero llamar la atención sobre esa costumbre humana tan prevalente hoy de ser superficiales. Y por contraste, del precioso y casi perdido arte de mirar lo esencial. Voy a poner algunos ejemplos de nuestra rampante superficialidad:

- Cuando nos encontramos con algún amigo, luego del acostumbrado saludo y de preguntar como está la familia, por lo general (si es que nos alcanza el tiempo) conversamos del clima, del costo de la vida o del acontecer político. O de algún pasatiempo. Y más nada.

- Como tenemos la compulsión a resolver rápido las cosas, por lo general atacamos los síntomas de las situaciones y no sus raíces.

- Si alguien está triste, generalmente queremos que "se ponga bien" rápido. Somos alérgicos a la tristeza.

- Hacemos nuestra valoración de los demás por su aspecto físico o condición externa. Por su carisma y no por sus ideas.

Estos y muchos otros ejemplos hablan de nuestra falta de profundidad, de verdadero carácter, de madurez. Nos dejamos engañar con facilidad por el aspecto externo de las cosas y de las personas.

Necesitamos recalibrar nuestro sentido de valor. Comprometernos con lo que es verdadero y valioso en nosotros y en los demás. Yo estoy convencido de que esta vida es un entrenamiento para la eternidad. Pero pocos son los que se toman nuestra breve existencia lo suficientemente en serio como para llegar  al punto de menospreciar lo superficial para adentrarse en lo que vale la pena en la vida: las buenas conversaciones, la amistad verdadera, la solidaridad, la amabilidad y el respeto incondicionales, el cariño, la oración profunda, el amor sin condiciones ni egoísmo, el compartir nuestras penas, nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestra experiencia. Para enriquecer a otros. La práctica del agradecimiento, del reconocimiento del valor del otro y de su esfuerzo. Poner nuestra atención en la intención del corazón y no tanto en los resultados. Aprender a perdonar. A disfrutar del silencio. Y de la existencia de los que piensan distinto de mí.

Estas y muchas otras prácticas son imposibles de desarrollar de verdad a menos que se alcance un entendimiento más profundo de lo que es el ser humano y de su propósito en la vida. Si nuestra guía para vivir es la opinión de los demás, permaneceremos atrapados por un círculo sin fin en el cual valoraremos nuestra vida y lo que hacemos en función de nuestras siempre injustas comparaciones con los demás. Si sólo nos guiamos por nuestro propio sentido de lo que está bien o mal (nuestra consciencia) sin mirar hacia afuera, nos convertimos en ermitaños y en críticos inmisericordes de todo el que no sea como nosotros.

Esta es una de las razones por las que necesitamos a Dios como juez. Es Él quien tiene un sentido correcto y equilibrado de lo que es vivir. De nuestro valor y significado. De nuestro propósito. Sin Él seguimos siendo esclavos de nuestra superficialidad, sin importar cuanto aparentemos haber logrado o haber crecido en la vida.

Bendiciones.


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