viernes, 30 de noviembre de 2012

¿Por qué Jesucristo y no otro?

Ya están aquí las navidades. Aunque modernamente se quiera decir que ahora son "felices fiestas", para no ofender a otras religiones, la verdad es que el origen de la celebración en ésta época es el nacimiento de Jesucristo, independientemente del hecho de que haya nacido o no en diciembre.

Ya que este es el motivo de la celebración por estos días, siempre es importante reflexionar un poco en la razón de esta celebración. Yo me he preguntado hoy ¿por qué Jesús de Nazareth y no otros, u otros? Pienso que necesitamos tener a la mano respuestas claras que sirvan de reforzamiento a nuestras creencias más importantes, y de herramienta para explicar a otros, a nuestros hijos y a los que no creen, por qué Él y nadie más.

Primero, la fe en Jesucristo es la única que produce una auténtica transformación en la vida de aquel que la vive de manera sincera. Dado que se basa en una comunión, en una relación viva con el Dios viviente, provoca un cambio desde adentro, total en toda persona que ha respondido al llamado que hace Jesús. Si bien es cierto que la mayoría de las religiones y cultos existentes enseñan buenas costumbres que todos tenemos como correctas, sólo Jesucristo transforma radicalmente a la persona. Es el testimonio de vida de millones de personas alrededor del mundo.

Segundo, Jesucristo es el único líder religioso que no enseña a seguir un conjunto de normas para tener bienestar con Dios. Todo cuerpo de creencias tiene una serie de preceptos que seguir. Los adeptos a esa creencia deben seguir esas normas. Se deben evitar ciertas conductas y se deben seguir ciertos rituales. Pero Jesucristo dice que la única "norma" a seguir es Él. El evangelio de Juan cita al Señor diciendo: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.

Tercero, es el único líder espiritual que todavía vive. Ningún seguidor de ninguna otra fe afirma que su líder está vivo hoy en medio de nosotros. Los budistas que tienen al Dalai Lama como autoridad espiritual reconocen que él es la reencarnación de Buda, pero Siddartha Gautama está muerto. Uno puede ir a su tumba. También podemos ir a la tumba de Mahoma, y a la de tantos otros. La tumba de Cristo está vacía, porque Él resucitó y ahora vive de hecho en medio de lo que creen en Él. Y un día regresará en forma visible para todo el mundo.

Cuarto, y definitivamente este es el punto que más me gusta, Él lo dijo. Jesucristo, a diferencia de otros, fue enfático, tajante, en cuanto a quién seguir. Es absolutamente excluyente, lo cual resulta ofensivo para muchos (cosa que Él tambien dijo). En varios pasajes de la Biblia Él se identifica a Sí mismo con la Persona del Padre Celestial (...el Padre y yo uno somos...él que me ha visto a mí, a visto al Padre...antes de que Abraham naciera, ya yo estaba aquí...). Sin decir directamente "Yo soy Dios" nos dice de muchas maneras que lo es. Nigún otro fundador de ninguna fe afirma esto, a no ser por supuesto uno que otro charlatán moderno que jamás ha llegado a nada. Este último punto me gusta porque, independientemente de lo que yo pueda llegar a decir, no se trata de lo que yo o ningún otro creyente argumente, es el propio argumento de Jesús el que importa. Si alguien quiere pelear o discutir, pues tiene que discutir con Él mismo.

Yo celebro Navidad en mi corazón siempre, porque Él vive conmigo. Y en diciembre me contento además porque es un recordatorio de Su venida a este mundo, para reconciliar a Dios con nosotros y a nosotron con Él por medio Suyo. Ninguna otra cosa es de mayor valor, de mayor importancia. Y solamente Él puede hacer eso por nosotros, como Él mismo lo dijo:

...y nadie puede venir al Padre sino por mí (Juan 14:6).

Así que ¡Feliz Navidad para tod@s! Bendiciones.

jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Piensa mal y acertarás?

Esta es la tendencia general de hoy en dia. Sin embargo, me he dado cuenta de que no es una práctica muy saludable. Pensar mal acerca de las personas antes de que ocurran las situaciones se llama tener prejuicio, y casi siempre eso nos limita en nuestras relaciones. Pensar mal después de que ocurren las cosas es igualmente limitante porque al hacerlo nos colocamos en posición de juzgar a los demás, cosa que no nos corresponde ni nos conviene.

Estoy aprendiendo que una cosa es decir que algo estuvo mal hecho, lo cual es válido, y otra cosa totalmente distinta es decir que una persona es mala. Todos de alguna manera u otra hemos actuado o vamos a actuar mal en la vida. Sin embargo casi nadie quiere ser castigado, ¿verdad? Nos gustaría que se tomaran en cuenta muchas cosas antes de que nos declararan culpables de algo. Bueno, así deberíamos tratar a los demás. Con cierta medida de consideración.

En derecho existe un principio que se llama presunción de inocencia, lo cual lleva durante un juicio a demostrar la culpabilidad de alguien en una causa. No se parte con la hipótesis de que la persona es culpable, sino que se debe demostrar que es culpable. Se le presume inocente. Esa es la manera adecuada de juzgar a los demás. Debemos pensar bien del otro, asumir que probablemente no tuvo la intención de dañar.

En mi experiencia me he podido dar cuenta de que incluso muchos actos malvados y violentos no tenían una motivación necesariamente mala o perversa. El ser humano en su sufrimiento es capaz de hacerles cosas horribles a su prójimo en nombre del supuesto bienestar del otro. En nuestra confusión de hoy podemos llegar a pensar incluso que haciendo cosas evidentemente malas van a suceder cosas buenas. Eso por supuesto es un error pero, como ya dije, hay mucha confusión entre nosotros hoy dia.

La maldad es consecuencia del sufrimiento y de la inmadurez que tenemos. Es mejor pensar bien y evitar juzgar. Lo que sí necesitamos hacer es ser duros en cuanto a nuestras propias motivaciones al hacer lo que hacemos, y buscar la limpieza de nuestras conciencias delante de Dios y de nuestros semejantes. Buscar corregir lo que esta mal ccon buen ejemplo y buenas palabras. Y lo demás sale sobrando. Bendiciones.

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viernes, 16 de noviembre de 2012

De carácter fuerte

Esta es una expresión moderna que, como muchas que usamos, significa lo contrario de lo que queremos decir. Alguien con un "carácter fuerte", generalmente es una persona demasiado sensible, a quien no se le puede llevar la contraria porque se molesta o "contraataca". Es una persona que parece estar siempre defendiéndose de los demás. No se le puede decir nada.

Me disculpan pero yo no estoy de acuerdo. Eso no es tener fortaleza de carácter. Yo he aprendido otra manera de pensar.

Entre los rasgos de una persona cuyo carácter es más fuerte están:

- Mayor tolerancia a la frustración: esto significa capacidad para soportar que las situaciones no salgan como uno las planeó o como las pensó, sin llegar a derrumbarse por ello.

- Capacidad para dialogar con los que piensan diferente, para encontrar maneras de relacionarse pacíficamente. Esto implica saber escuchar al que es distinto, no solamente oírlo. Aceptarlo y respetar su ser y sus opiniones.

- Humildad: entendida como la correcta percepción de uno mismo y de los demás. Todos los seres humanos somos iguales, sea que lo practiquemos así o no.

- Una búsqueda activa del bienestar común. Y no solamente del indivudual o familiar. Bienestar en un sentido integral: material e inmaterial. Temporal y trascendental.

Obviamente esto es el fruto de un proceso. Nadie espera ver esas características en un niño pequeño. Se necesita tiempo y una guía adecuada. Yo estoy caminando hacia allá. ¿Y tu?

Bendiciones.

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