Sirva de aliento e inspiración para buscar las mayores alturas de la vida, y no sólo lo común y corriente. Porque somos extraordinarios.
miércoles, 28 de marzo de 2012
¿Qué es el amor?
miércoles, 21 de marzo de 2012
El raro talento de mirar lo esencial
Lo esencial es invisible a los ojos
A. de Saint-Exupery. El Principito.
Dios no se fija en las cualidades que la gente ve. La gente sólo presta atención al aspecto de las personas, pero el Señor ve su corazón...
1 Samuel 16:7 (PDT)
Saludos. Hoy quiero llamar la atención sobre esa costumbre humana tan prevalente hoy de ser superficiales. Y por contraste, del precioso y casi perdido arte de mirar lo esencial. Voy a poner algunos ejemplos de nuestra rampante superficialidad:
- Cuando nos encontramos con algún amigo, luego del acostumbrado saludo y de preguntar como está la familia, por lo general (si es que nos alcanza el tiempo) conversamos del clima, del costo de la vida o del acontecer político. O de algún pasatiempo. Y más nada.
- Como tenemos la compulsión a resolver rápido las cosas, por lo general atacamos los síntomas de las situaciones y no sus raíces.
- Si alguien está triste, generalmente queremos que "se ponga bien" rápido. Somos alérgicos a la tristeza.
- Hacemos nuestra valoración de los demás por su aspecto físico o condición externa. Por su carisma y no por sus ideas.
Estos y muchos otros ejemplos hablan de nuestra falta de profundidad, de verdadero carácter, de madurez. Nos dejamos engañar con facilidad por el aspecto externo de las cosas y de las personas.
Necesitamos recalibrar nuestro sentido de valor. Comprometernos con lo que es verdadero y valioso en nosotros y en los demás. Yo estoy convencido de que esta vida es un entrenamiento para la eternidad. Pero pocos son los que se toman nuestra breve existencia lo suficientemente en serio como para llegar al punto de menospreciar lo superficial para adentrarse en lo que vale la pena en la vida: las buenas conversaciones, la amistad verdadera, la solidaridad, la amabilidad y el respeto incondicionales, el cariño, la oración profunda, el amor sin condiciones ni egoísmo, el compartir nuestras penas, nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestra experiencia. Para enriquecer a otros. La práctica del agradecimiento, del reconocimiento del valor del otro y de su esfuerzo. Poner nuestra atención en la intención del corazón y no tanto en los resultados. Aprender a perdonar. A disfrutar del silencio. Y de la existencia de los que piensan distinto de mí.
Estas y muchas otras prácticas son imposibles de desarrollar de verdad a menos que se alcance un entendimiento más profundo de lo que es el ser humano y de su propósito en la vida. Si nuestra guía para vivir es la opinión de los demás, permaneceremos atrapados por un círculo sin fin en el cual valoraremos nuestra vida y lo que hacemos en función de nuestras siempre injustas comparaciones con los demás. Si sólo nos guiamos por nuestro propio sentido de lo que está bien o mal (nuestra consciencia) sin mirar hacia afuera, nos convertimos en ermitaños y en críticos inmisericordes de todo el que no sea como nosotros.
Esta es una de las razones por las que necesitamos a Dios como juez. Es Él quien tiene un sentido correcto y equilibrado de lo que es vivir. De nuestro valor y significado. De nuestro propósito. Sin Él seguimos siendo esclavos de nuestra superficialidad, sin importar cuanto aparentemos haber logrado o haber crecido en la vida.
Bendiciones.
martes, 13 de marzo de 2012
El Hombre Nuevo
Hoy continúo con el tema de nosotros los hombres y nuestro machismo incontolable, tratando en esta oportunidad de dejar algunas sugerencias para mis congéneres, aunque también puede ser información útil para las damas.
Un par de consideraciones previas. La primera, necesitamos tomar en cuenta que a nosotros la hormona masculina - la testosterona - también nos modela en nuestra conducta diaria. Nos hace más propensos a la acción, a ser arriesgados y agresivos (que no es lo mismo que violentos), a ser más prácticos y menos sentimentales. No obstante, todas estas actitudes son controlables.
Otro aspecto que tiene importancia es el de los roles femenino y masculino en nuestra sociedad. Tenemos una estructura social en la que la mujer cada vez está más en la calle, trabajando igual que el hombre, y esto resulta en una competencia en el plano laboral. En la casa ya ellas tienen una larga historia de mandato, lo cual nos coloca en una posición comprometida. Yo estoy en contra de cualquier tipo de lucha entre sexos, pues me parece algo ridículo. Ambos sexos tenemos nuestras fortalezas y debilidades, y lo que necesitamos es complementarnos mutuamente. La lucha es por engranarnos dentro de algo más grande. Abandonar nuestras posiciones egoístas y de control sobre el otro y comenzar a vernos como partes de un todo mucho más importante (la familia en este caso).
De esta manera quiero declarar que es posible ver en nosotros, en nuestra alma de hombres el nacimiento de un Hombre Nuevo. Esta noción, por cierto, no es la invención de los fundadores del socialismo ni de ninguna otra teoría política o social. El Hombre Nuevo es precisamente el plan que Dios tiene para con todos nosotros, desde el principio del tiempo. Es la idea que Jesucristo le quiere comunicar a la humanidad, bellamente plasmada en las páginas de la Biblia.
El Hombre Nuevo surge de un encuentro verdadero y transformador con nuestras limitaciones y luego con la espiritualidad que viene de conocer a Dios. Ese Camino, esa Vida nueva, provienen del desarrollo y madurez que sólo puede dar Dios en Jesucristo.
El Hombre Nuevo puede ser capaz, a partir de esa constante conciencia de Dios en su vida, de una relación continua y creciente con Su Creador, realmente ser todo aquello para lo cual vino a este mundo. Todo ser humano necesita a Dios. Algunos buscan en sitios muy poco apropiados. Incluso en sitios aparentemente sagrados. Pero la verdad es que necesitamos encontrarlo dentro de.nosotros mismos. Es allí donde Él desea vivir. Es dentro del ser humano donde comienza la verdadera transformación. Cambiar los aspectos externos, buscar "portarnos bien " por lo general no dura mucho. Pero el cambio que ocurre en un ser humano que ha aprendido a mantenerse en contacto con Dios dura para siempre.
Asi que hombre que lees, mi recomendación es sencilla. Busca tiempo para pasar con Dios. Para encontrar paz con Él. Hazle espacio dentro de ti, de tu vida. Si eres consecuente en encontrarte a solas con Él, verás cambiar muchas cosas en ti y alrededor tuyo. Y llegarás a ser un auténtico Hombre Nuevo. Bendiciones.
martes, 6 de marzo de 2012
¿Qué significa ser hombre?
Esta es una de esas preguntas que todo hombre se hace en secreto, pero que casi ninguno de nosotros le preguntamos a otro hombre, no vaya a ser que nos consideren débiles o lo que es peor, raros. Y precisamente esa es la tónica en cuanto a la masculinidad en nuestra sociedad. Somos víctimas del machismo en nuestro desarrollo como hombres. Ese mal nos mantiene como "niños grandes", en vez de hacernos crecer.
Para comenzar, voy a describir brevemente al macho venezolano, prototipo del hombre criollo. A falta de una buena paternidad, esto es lo que tenemos:
- Sucio por la boca. No se restringe a la hora de proferir toda clase de vulgaridades, lo que además es motivo de risa entre los panas.
- Peleón. Si se llegan a meter con él, que Dios los cuide. Se van a llevar una mentada de madre y si sigues podría golpearte (siempre y cuando no tengas un tamañote con que intimidarlo, aunque en su ira ciega y loca, a veces eso ni siquiera importa).
- Tosco a más no poder. Esto es especialmente visible en su manera de manejar (modo "si te descuidas, me meto antes que tú" y "ceder el paso es para gevas", además de considerar cualquier via medio despejada como una pista de carreras).
- Si tiene alguna duda, prefiere morir a rebajar su orgullo y preguntarle a alguien mas.
- Escasamente sabe freir un huevo, ni hablar de un guiso o algo más complicado como hacer arroz.
- Su trato a las mujeres es su especialidad. Las considera prostitutas a todas, a juzgar por cómo las mira. Claro, la excepción es su madre, a quien reverencia por encima de Dios y de sí mismo (nunca he podido entender esa suerte de culto a la madre, lo que explica que el peor insulto en esta tierra es precisamente la mentada de madre).
- A pesar de considerarse todo un hombre, se deja tratar por otros hombres y los trata a ellos de homosexuales (mari... tal cosa. Mari... tal otra). Ese trato ha sido tan exitoso, que ahora las mujeres también lo usan (y todavía hay quien duda de que la nuestra sea una sociedad machista).
Podría continuar mencionando otras "bellezas" del carácter del hombre venezolano, pero prefiero recibir de.ustedes otras ideas. En la próxima entrega, voy a continuar ahondando sobre el tema, intentando proponer alternativas a esta condición atrasada que sufre la masculinidad. Un abrazo.