jueves, 26 de abril de 2012

Apreciando la vejez

Reciban un caluroso saludo. Y valga lo de caluroso, ¡porque sí que está haciendo calor! Luego de saltarme una semana de escribir, debido a cierta escasez de ideas y al exceso de compromisos, regreso con un tema que pienso necesitamos incorporar. El de la consideración de la vejez.

Latinoamérica en general y Venezuela en particular, es una tierra donde predomina la gente joven. Los resultados del último censo dicen que tan sólo un 6 por ciento de la población supera los 65 años.

Nuestra cultura no aprecia mucho a los viejos. Si bien es cierto que ahora los gobiernos nacional y municipales le están prestando más atenciones y cuidados a nuestros ancianos, en general no les hacemos mucho caso. He visto que por una parte, a la juventud le falta respeto por los ancianos. Por otra parte, a los ancianos les falta muchas veces dignidad en su conducta. No han aprendido muchas veces a llevar con orgullo sus años y su experiencia, y se meten en situaciones de vida vergonzosas e inapropiadas.

Yo no sé si a ustedes, pero a mí si me gustaría ver a los ancianos siendo venerados como se merecen. Y no se trata solamente de cederles el puesto en el transporte público o en las colas de los bancos. Hay que escucharlos. Hay que hacerles caso. Su voz, sus consejos, pueden salvarnos la vida. Hagamos de su voz nuestra voz, ya que muy probablemente un día también nosotros seremos como ellos.

Y para mis queridos ancianos y ancianas, mis respetos. Lleven con dignidad y orgullo cada cana, cada arruga, cada dolencia. Enséñennos cómo ir más lento. Cómo disfrutar de la vida. Cómo vivir de verdad.

No le tengamos miedo ni asco a la vejez. Por algo lo llaman años dorados. Es en ese tiempo cuando debemos estar cosechando lo que hemos venido sembrando toda nuestra vida. Es cuando veremos el fruto. Cuando podremos darnos cuenta del legado que dejamos.
Así que ¡a envejecer con dignidad! No permitamos que la inmensa cantidad de vanidad moderna nos distraiga de la búsqueda de lo que es realmente importante. Del amor entre nosotros. Bendiciones.

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miércoles, 11 de abril de 2012

Los ciclos de la vida

¡Feliz Pascua para tod@s! Luego de esta Semana Santa, que siempre es de alguna u otra forma especial para mí, me reintegro a la escritura. Quiero comenzar agradeciendo a las cinco personas que siguen este blog. De verdad aprecio ese apoyo, y espero poderles ser útil de alguna manera. Por favor, cuando lean los artículos, si no les cansa, opinen, califiquen, den sugerencias. Interactuar hará de esto algo mucho más provechoso para todos.

Estuve conversando con una amiga que se me acercó para agradecerme por el tiempo y las atenciones que le he brindado. Nos conocemos desde hace unos doce años, y aunque comenzamos a vernos en una relación "terapéutica" (de médico y paciente), ahora puedo decir con confianza que somos amigos. No solamente ella se ha podido beneficiar de alguna manera de nuestras conversaciones, sino que yo he aprendido también. Durante este lapso de tiempo ella ha cambiado y yo también. Ver cómo una persona es cambiada en distintas etapas de su vida es emocionante.

Conversando con otra amiga reciente, me dí cuenta de la importancia de que nos demos cuenta de los ciclos en la vida. Esta persona está en una situación "límite" en varias áreas. Vive muchos conflictos en su casa, es menospreciada en su trabajo, no le alcanza el dinero... y en especial está ese asunto del trabajo, en el cual se siente explotada y poco valorada. Ella es una excelente trabajadora y no recibe reconocimiento alguno de sus superiores. Le sugerí que puede que en ese aspecto quizá ya haya llegado al final de un ciclo.

Muchas veces los ciclos pueden distinguirse con facilidad. Por ejemplo, graduarse de bachiller es definitivamente un fin de ciclo definido. El matrimonio, comenzar en un nuevo trabajo y muchos otros son eventos de vida que marcan muchos cambios en nuestras rutinas y que traen retos.

Sin embargo, otros ciclos no son tan fáciles de percibir. O quizás es nuestra manera de vivir, que tanto se empeña, se aferra a lo seguro, a lo tradicional, a lo conocido, lo que nos impide ver que se ha terminado una etapa y que comienza otra.

Muchas personas piensan que pueden contraer matrimonio y seguir con los mismos hábitos de vida de solteros. Muchas mujeres piensan que luego de unos meses de amamantar a su nuevo bebé, podrán seguir de la misma manera con su rutina de trabajo y de vida independiente. Muchas personas cumplen años y no toman en cuenta que sus apariencias y sus cuerpos ya no van a seguir siendo los mismos de antes. Éstas y muchas otras situaciones deberían movernos a la reflexión y luego a la acción, pero no en un sentido de preservar nuestras comodidades, sino de motivarnos a crecer. Como aprendí en la adolescencia, crecer es doloroso. Siempre. Pero también es ley de vida y algo muy necesario.

Tomemos otro ejemplo a gran escala. Hoy en día Europa y los Estados Unidos están enfrentando una crisis económica de proporciones gigantescas. Y no se avizora una salida cercana. En Europa la solución planteada es austeridad, y por supuesto, la protesta se ha alzado. En el norte de nuestro continente la cosa no está mejor. Pero ellos tienen otros "mecanismos" y se aferrarán a su manera de entender y de vivir con todo lo que tienen. Particularmente pienso que la Vida nos hace un llamado a todos a vivir de manera más sencilla. Hemos desatendido el llamado a vivir modestamente. Nos hemos tragado el cuento del "sueño americano", del estilo de vida individualista y cada vez más despreocupado, derrochador y desenfrenado, y luego nos preguntamos por qué vienen los tiempos de vacas flacas. Me incluyo aunque sé que en nuestra preciosa Latinoamérica no es exactamente igual el asunto.

Pero para no extenderme demasiado, creo que podemos aprender importantes lecciones. Tanto a nivel personal como familiar y social, siempre podremos esperar estaciones, temporadas, cambios. No nos dejemos convencer por la ilusión de que estaremos siempre haciendo lo mismo, de la misma manera. Nuestra seguridad en la vida no puede apoyarse en lo que tenemos ni en lo que hacemos, sino en lo que somos. Y somos seres cambiantes.

Así como la creación se renueva con el paso de las estaciones, así como la tierra necesita de sol y lluvia, también nosotros necesitamos de darnos cuenta de las "estaciones de la vida" por las que pasamos, para no perder la oportunidad de madurar, de dejar lo que sea exceso de equipaje allí en medio del camino, de ser un poco más valientes y tomar decisiones firmes hacia adelante, hacia lo desconocido, aunque estemos muertos de miedo.

Cuando veas, como le pasa a mi amiga, que todo se le pone cuesta arriba, que todas las puertas parecen cerrarse, quizás sea tiempo de verificar el final de un ciclo. Pero no temas, todo final es seguido de un nuevo comienzo. ¡Así es la vida! La muerte, por otro lado, es estática.

Así que ¡a vivir! Espero sus comentarios. Bendiciones y abrazos.