jueves, 7 de junio de 2012

Así son las mujeres

Hola a todo@s espero estén teniendo una gran semana. En cuanto al tema de hoy, el título quizás sea demasiado ambicioso, pero me pareció apropiado aunque sepa que me será imposible ser extensivo como las chicas se merecen. Así que hablemos de mujeres.

En contraposición a nosotros los hombres, las féminas son:

- Complicadas: terriblemente complicadas. Cualquier hombre en una relación con una mujer a largo plazo lo sabe. Nada es como aparenta en el mundo femenino. Con razón dicen que cuando una chica dice que si, puede ser quizá o incluso que no. Y viceversa. La donna e mobile, la mujer es voluble, dice una famosa ópera italiana. Y es cierto. En otro artículo hablé un poco sobre este aspecto. Yo diría que la mujer es hermosa y tormentosa. Y agregaré un dicho de un gran psiquiatra venezolano: la mujer es cíclica, mientras que el hombre es tónico.

- Delicadas: lo cual no quiere decir frágiles o débiles. La delicadeza femenina tiene que ver más con su aspecto, que siempre está bajo amenaza de desmoronarse. Pero internamente atesoran una fuerza sorprendente, en su carácter esencial. Sin embargo, al querer "pulsear" con el hombre por la tontería del poder o la igualdad (no somos, ni jamás seremos iguales. Somos diferentes y mutuamente complementarios, lo cual es muy distinto a ser iguales) muchas mujeres han perdido su belleza, su fortaleza y finalmente su preciosa identidad como hermanas nuestras, coherederas del favor de Dios para todos nosotros.

- Bellas: y cuando digo bellas no me refiero simplemente al aspecto externo de su ser. La presencia de una mujer en cualquier espacio es evidente cuando ese espacio tiene orden, armonía en formas y colores, calor humano y todo lo que es bello. Las mujeres traen a la vida en la Tierra el balance necesario entre función y forma. Saben cómo combinar los colores, aprecian a los hijos por su lado más sentimental y no tanto por su conducta. Saben perdonar mejor que nosotros. Llevan dentro de sí con valentía las marcas del sufrimiento con más honor que muchos hombres. Su eterno misterio evoca el mismísimo misterio del Creador.

Así que, hombres, sepamos respetar y apreciar mejor a nuestras compañeras de viaje. ¡Qué hermoso regalo son las mujeres! No nos atrevamos a seguirlas degradando a simples objetos de deseo o esclavas del hogar. Aprendamos a darles su lugar a nuestro lado.

Y a ustedes, queridas chicas, que no se les siga subiendo a la cabeza su lugar de privilegio. Manténganlo a la altura del corazón, donde pertenece. Su humildad, discreción y decoro son mucho mas necesarias hoy que nunca.
Bendiciones.
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