lunes, 6 de enero de 2014

¿Feliz año?

Saludos. Pensé en escribir una nota en Facebook deseándoles a todos un feliz año, lleno de dicha y prosperidad. Pero eso no estaría bien. Lo cierto es que este año va a tener dificultades. Probablemente lloraremos en ocasiones. Tendremos discusiones, problemas y desencuentros. Y claro que tendremos alegrías.

Voy a quedar como alguien impopular al escribir esto. Yo sé que es tradicional dar el Feliz Año. De hecho yo también lo he dicho a quienes me he encontrado a partir del primero de enero. Pero quiero ir más allá. Quiero ir más allá de mis buenos deseos, que en concreto no aportan mucho. Mi papá tiene un dicho para esto que lo resume bien. "Deseo no preña", dice él.

Sin embargo, estoy conciente de lo importante que es bendecir a otros, como resultado de una vida bendecida. Mi vida ha sido bendecida en abundancia durante este año que recién terminó. Y no estoy hablando de bienes materiales, que tengo algunos, sino sobre todo de crecimiento espiritual, de una relación más cercana con Dios y de un propósito de vida en Jesucristo que se vislumbra cada vez más claro. He pasado por dificultades y por tiempos de relajación. Viendo hoy un poquito más claro quiero hacer un aporte mayor que solamente desear cosas bonitas para mis semejantes.

Como ustedes saben, el crecimiento es una de mis palabras favoritas. Necesitamos crecer. Necesitamos madurar. Y por eso mi deseo, mi oración por todos ustedes, más allá de que puedan llegar a tener lo que quieren o lo que se proponen y por lo que luchan con pasión y constancia, es que puedan en este año nuevo 2014 experimentar una auténtica relación con Jesucristo, único Dios verdadero. Que él pueda habitar por la fe en sus corazones. Que puedan (podamos) conocer mucho más lo inmenso de su amor por nosotros, para que podamos crecer de verdad interiormente, espiritualmente, lejos de fábulas y cuentos bonitos, sino seriamente.

Que podamos juntos descubrir cada vez más aquello que es la Vida de Dios en nosotros, y seguir todo aquello que Dios nos está diciendo que hagamos. Y que en Su Nombre, en el nombre de Jesucristo podamos descubrir lo que es la verdadera paz, la verdadera felicidad, la auténtica prosperidad, el verdadero sentido de la vida. Ese es mi deseo.

Que en todas nuestras circunstancias podamos ver a ese Dios que está con nosotros, para nuestro bienestar, aún a pesar del dolor, de las pérdidas, de que no se cumplan nuestras expectativas o de que todo vaya aparentemente mal. Que podamos aprender la lección de Job: llegar a conocer a Dios personalmente lo es todo.

Nos vemos pronto.