miércoles, 29 de febrero de 2012

¿En qué creemos?

Hola. Me reincorporo luego del "descanso" de carnaval, y lo coloco entre comillas porque parece que un viaje produce más cansancio que descanso. Pero vamos al tema.

Me considero a mi mismo como un hombre de fe, un buscador de Dios. Soy así desde muchacho. Me he paseado por distintas corrientes de fe, y hoy puedo decir que conozco mucho mejor quién es Dios, aunque sé que ese camino es eterno. Reflexiono sobre nuestra fe, sobre lo que realmente creemos, porque nuestra coherencia en cuanto a este tema importa para nuestro crecimiento como seres humanos. Tengo la firme convicción de que la manera en que vivimos habla mejor de la fe que tenemos que lo que decimos simplemente por salir del paso. Me explico. El 98 por ciento de la gente dice que cree en Dios. Un grandísimo porcentaje de ellos dice que son católicos (mucha gente le dice la religión "normal"). Pero cuando se les pregunta si practican la religión a la que dicen pertenecer, una proporción mayoritaria responde con un rotundo NO. Conclusión: no son católicos. La otra gran corriente de la fe cristiana, el protestantismo (conocidos en Latinoamérica como evangélicos) sufren de otro mal. Entre ellos hay personas mucho más asiduas a reunirse con frecuencia, y sin embargo muchas veces son objeto de crítica cuando no cumplen el estándar de moralidad de sus críticos. Es curioso como podemos llegar a criticar incluso asuntos de los que no tenemos ni la mas mínima idea.

Muchas personas hoy en día argumentan, no sin algo de razón, que si la religión es acerca de portarse bien, entonces no necesitan de un rito o la pertenencia a una organización religiosa para eso. El problema en nuestro tiempo es la individualización excesiva de la fe. Una respuesta común cuando a alguien se le pregunta sobre la vivencia de su fe es algo así como: "déjame tranquilo que yo vivo mi fe a mi manera". Y si bien es cierto que cada quien tiene sus propias opiniones y experiencias, es la vivencia en conjunto de la fe lo que sostiene verdaderamente tanto al creyente individual como al grupo, y lo que la hace crecer.

Yo también estoy convencido de que las repeticiones, los rituales vacíos, la separación entre laicos y sacerdotes y muchos otros vicios, han hecho que mucha gente se decepcione de las religiones, aunque su necesidad espiritual continúa sin ser satisfecha. En nuestro país el auge de la religión yoruba (santería) y el interés por las prácticas de fe orientales hablan de la decepción con el estatus quo de la fe cristiana y de la necesidad de "algo más". Creo que es tiempo de darnos cuenta de esto y de poder abrir la discusión sana y civilizada acerca del Dios en quien creemos. Yo sé que ese tema, más que cualquier otro, no sólo es tabú, sino que se vuelve cada vez más escaso, en términos serios quiero decir. Las redes sociales están llenas de mensajes románticos acerca de Dios, y en muchos foros se discuten temas religiosos tan encarnizadamente que sorprende a propios y a extraños. Toda una nueva "santa" inquisición. Pero la discusión de.altura, en la que se respetan los puntos de vista ajenos y se estimula la participación amplia en el tema teológico, esa no se ve hoy en día.

Yo creo en un Dios que ama tanto que desea estar en las bocas, el pensamiento, el sentimiento y la acción cotidiana de todos los seres humanos. Creo que la teología debería retomar su posición como la más importante de las ciencias, en una época en la que el gran avance del resto de las ciencias no ha logrado que el ser humano sea mejor. Sólo Dios puede hacer eso en nosotros. Fomentemos ese sano acercamiento, esa sana discusión, ese encuentro colectivo con nuestro Creador. Nada es más productivo ni trascendente. Dios es mucho más de lo que creemos.

Bendiciones


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