martes, 13 de marzo de 2012

El Hombre Nuevo

Hoy continúo con el tema de nosotros los hombres y nuestro machismo incontolable, tratando en esta oportunidad de dejar algunas sugerencias para mis congéneres, aunque también puede ser información útil para las damas.

Un par de consideraciones previas. La primera, necesitamos tomar en cuenta que a nosotros la hormona masculina - la testosterona - también nos modela en nuestra conducta diaria. Nos hace más propensos a la acción, a ser arriesgados y agresivos (que no es lo mismo que violentos), a ser más prácticos y menos sentimentales. No obstante, todas estas actitudes son controlables.

Otro aspecto que tiene importancia es el de los roles femenino y masculino en nuestra sociedad. Tenemos una estructura social en la que la mujer cada vez está más en la calle, trabajando igual que el hombre, y esto resulta en una competencia en el plano laboral. En la casa ya ellas tienen una larga historia de mandato, lo cual nos coloca en una posición comprometida. Yo estoy en contra de cualquier tipo de lucha entre sexos, pues me parece algo ridículo. Ambos sexos tenemos nuestras fortalezas y debilidades, y lo que necesitamos es complementarnos mutuamente. La lucha es por engranarnos dentro de algo más grande. Abandonar nuestras posiciones egoístas y de control sobre el otro y comenzar a vernos como partes de un todo mucho más importante (la familia en este caso).

De esta manera quiero declarar que es posible ver en nosotros, en nuestra alma de hombres el nacimiento de un Hombre Nuevo. Esta noción, por cierto, no es la invención de los fundadores del socialismo ni de ninguna otra teoría política o social. El Hombre Nuevo es precisamente el plan que Dios tiene para con todos nosotros, desde el principio del tiempo. Es la idea que Jesucristo le quiere comunicar a la humanidad, bellamente plasmada en las páginas de la Biblia.

El Hombre Nuevo surge de un encuentro verdadero y transformador con nuestras  limitaciones y luego con la espiritualidad que viene de conocer a Dios. Ese Camino,  esa Vida nueva, provienen del desarrollo y madurez que sólo puede dar Dios en Jesucristo.

El Hombre Nuevo puede ser capaz, a partir de esa constante conciencia de Dios en su vida, de una relación continua y creciente con Su Creador, realmente ser todo aquello para lo cual vino a este mundo. Todo ser humano necesita a Dios. Algunos buscan en sitios muy poco apropiados. Incluso en sitios aparentemente sagrados. Pero la verdad es que necesitamos encontrarlo dentro de.nosotros mismos. Es allí donde Él desea vivir. Es dentro del ser humano donde comienza la verdadera transformación. Cambiar los aspectos externos, buscar "portarnos bien " por lo general no dura mucho. Pero el cambio que ocurre en un ser humano que ha aprendido a mantenerse en contacto con Dios dura para siempre.

Asi que hombre que lees, mi recomendación es sencilla. Busca tiempo para pasar con Dios. Para encontrar paz con Él. Hazle espacio dentro de ti, de tu vida. Si eres consecuente en encontrarte a solas con Él, verás cambiar muchas cosas en ti y alrededor tuyo. Y llegarás a ser un auténtico Hombre Nuevo. Bendiciones.


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