miércoles, 11 de enero de 2012

Como sobrevivir a tu opuesto

Hoy quiero contar algunas cosas de mi experiencia como hombre casado durante casi 9 años. Lo titulé de esa manera porque mi esposa y yo somos lo que se conoce como "opuestos que se complementan", lo cual sé que es una situación que se repite mucho en las parejas, pero que igualmente podemos encontrar en muchos tipos de relaciones en nuestra vida diaria.

Por supuesto no siempre fuimos opuestos complementarios. De hecho, no mucho tiempo después del período de luna de miel, muchas veces nos comportamos como enemigos. Cuando se nos acabaron los buenos modales y comenzó a aflorar nuestro querido ego, las batallas fueron de novela.

Siempre tendré fresco en mi memoria el episodio cuando luego de una pelea importante, le pedía a Dios estando a solas que la cambiara a ella. Nunca olvidaré las palabras que vinieron a mi mente: "No. Ámala". ¡Qué par de palabras caballero! Todo era tan simple, y sin embargo tan difícil...

Martin Luther King jr. dijo una vez que si querías cambiar algo, debías amarlo primero. Y cuánta verdad hay en esas palabras.

Ojo, no es que ella no tuviese necesidad de cambiar. Todos la tenemos. Pero mi verdadero problema no era ni es algún defecto de mi esposa. Mi problema siempre será mi falta de capacidad para amar completamente a mi esposa y a los demás.

Querida amiga y amigo, ver la paja en el ojo de otro es un deporte nacional. Pero asumir nuestros propios mega-defectos, eso sí que es raro verlo.

Para seguir con mi cuento, desde que recibí esas palabras me dispuse a amar a mi compañera más allá de mi necesidad de que ella cambiara. Y tú me preguntarás en qué consistió el cambio. No es que yo no quisiera a mi esposa, pero amar y querer son dos condiciones muy distintas. Recomiendo escuchar esa cancion (...y es que todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar...). Una persona que respeto mucho me enseñó hace tiempo lo que significa el amor. Esa persona dice: "amor es primero tú y después yo". Si puedes recordar eso, seguramente encontrarás maneras excelentes de ponerlo en práctica. De todas maneras, te coloco algunas ideas que pueden ser de ayuda:

- Esfuérzate por conocer a tu opuesto (a) y fíjate especialmente en aquellas cosas que esa persona necesita. Entonces disponte a llenar esa necesidad según tus posibilidades.

- Concéntrate primero en esa persona, y luego que tengas un buen tiempo siendo constante en cumplir con el punto anterior, puedes comenzar a pedir con humildad y decencia (nunca a exigir, el verdadero amor nunca exige), lo que crees que necesitas de la otra persona.

- Tienes que llegar a identificarte con lo que es importante para el otro. No menosprecies ni minimices lo que la otra persona siente o piensa. Escucha, registra y asimila. Haz sus causas también las tuyas.

- Nunca hagas de ningún ser humano tu única fuente de amor. Siempre que eso pasa, saldremos profundamente heridos y decepcionados. Más bien diversifica. Ábre tu vida a muchos tipos de relación que te nutran.

Con el tiempo, lo grande de todo esto es que yo he cambiado y he recibido de mi esposa mucho más de lo que pedía. Y por supuesto ella ha cambiado. Pero a su tiempo y por ella misma, no porque yo la manipulara de ninguna manera.

Todos necesitamos cambiar. Pero más importante que eso, todos necesitamos amar.


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1 comentario:

  1. Despues de casi nueve años de matrimonio, puedo decir que nuestro matrimonio es como el buen vino. Siempre me escucharán decir que el matrimonio no es fácil y como serlo si se trata de dos personas tratando de ser una. Gracias esposo por tu amor, por tu paciencia, por tus palabras. Gracias Dios por tu compañia, por tu dirección, por tu aceptación.

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